El príncipe heredero saudí, Mohamed Bin Salman –sobre quien recaen las sospechas por la muerte del periodista Jamal Khashoggi en el consulado saudí de Estambul– calificó ayer de «incidente horrible» esta muerte y aseguró que «la justicia prevalecerá». En su primera intervención pública desde la desaparición de Khashoggi el 2 de octubre, y señalado como instigador de su muerte, Bin Salman aseguró que «quienes están detrás de este crimen rendirán cuentas».
Insistió además en que no se cortarán los lazos con Ankara: «La cooperación actual con el Gobierno turco es única y muchos están intentando usar este doloroso asunto para crear una fractura. Eso nunca ocurrirá mientras haya un rey que se llama Salman bin Abdulaziz, un príncipe heredero llamado Mohamed bin Salman y el presidente turco llamado Erdogan». Añadió que se está trabajando en cooperación con el Gobierno turco para finalizar la investigación y «presentar a los autores» de la muerte ante los tribunales.
Por su parte, Erdogan afirmó que Turquía «está determinada a no dejar oculto este crimen ni a los que lo ordenaron o los ejecutantes escapar de la Justicia», aunque hasta ahora ha calculado sus acusaciones y ha mostrado confianza en el rey saudí. El presidente turco y Bin Salman hablaron por teléfono sobre los «esfuerzos comunes» para aclarar la muerte de Khashoggi.
Después de ofrecer varias versiones a las que ni sus aliados dieron credibilidad, Ryad ha admitido la muerte y anunció varias detenciones, tratando de apartar al príncipe heredero de la sospecha.
Bin Salman realizó su intervención en el foro Future Investment Initiative, destinado a proyectar al reino saudí como un lucrativo reclamo de inversiones, pero que ha sido objeto de abandonos de figuras políticas y empresariales. No así de las empresas, que sí han cerrado importantes contratos. Allí, Bin Salman afirmó que «la nueva Europa será Oriente Medio» en un plazo de cinco años, insistiendo en que esa es su «guerra personal».
Pese a las sospechas que pesan sobre él, el príncipe lanzó una macabra broma a costa del primer ministro libanés, Said Hariri, presente en el foro. «Estará aquí dos días, así que por favor, que no se diga que está secuestrado», afirmó entre carcajadas, antes de estrechar la mano de Hariri. El primer ministro libanés también rio pero rehusó comentar la broma. Hariri estuvo en el centro de otra crisis diplomática, cuando dimitió de forma inesperada durante una visita a Ryad el pasado noviembre. Durante dos semanas estuvo retenido contra su voluntad y se retractó de su renuncia al volver a Líbano.
El PNV comprende la venta de armas a Arabia Saudí
Aunque el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, condenó «sin paliativos» la muerte de Khashoggi, justificó mantener la venta de armas a Arabia Saudí «en defensa de los intereses de España y del trabajo de sectores estratégicos». En el mismo pleno del Congreso, el portavoz del PNV, Aitor Esteban, señaló que comprende «la complejidad» a la que se enfrenta Madrid con la venta de armas a Ryad y pidió a Sánchez esperar una solución a nivel europeo. Esteban advirtió de que «dependemos mucho de ellos» y que, pese a sus atrocidades en la guerra de Yemen, es «una pieza importante en el puzzle de Oriente Medio» y «maneja dinero». El diputado de EH Bildu, Oskar Matute, criticó que Sánchez no se haya salido del «guion de la consternación» después de que un periodista haya sido «torturado salvajemente» en un consulado saudí, lo que, aseguró, merece igual condena «se llame Khashoggi o se llame Lasa o Zabala». Matute culpó a los lazos de la Casa Real española con Ryad y al rey emérito Juan Carlos de Borbón, y las posibles «comisiones que se ha llevado para su bolsillo», de que haya seguido la venta de armas a «sádicos». También el diputado de ERC Joan Tardá acusó a Sánchez de ser «responsable del uso final de las bombas» y atribuyó el apoyo español a la «genocida Arabia» al apellido Borbón. Por otro lado, la UE indicó que su reacción «dependerá de los siguientes pasos de las autoridades saudíes».GARA