Ingo NIEBEL

Los comicios de Hesse son claves para Merkel... y para Nahles (SPD)

En los comicios regionales del domingo en Hesse, la canciller, Angela Merkel, se jugará la forma en la que dejará el Ejecutivo y la Presidencia de la CDU. Su socia del bipartito, Andrea Nahles (SPD), teme por su puesto y el futuro de su formación. Los Verdes optan por convertirse en la segunda fuerza con licencia para liderar un gobierno.

Desde que los socios de coalición de la canciller, Angela Merkel, –la Unión Social Cristiana (CSU) y el Partido Socialdemócrata (SPD)– perdieron entre 10 y 9 puntos, respectivamente, en las elecciones regionales de Baviera hace dos semanas, cantan el final de la Gran Coalición y de su jefa en Berlín. Pero, como ya ha ocurrido varias veces en la política alemana, las anunciadas muertes políticas suelen llegar más tarde de lo pronosticado. Aún así los comicios de Hesse, conocido internacionalmente por ser Frankfurt el centro financiero de Alemania (su menos famosa capital es Wiesbaden), serán decisivos tanto para decidir cómo será el final político de Merkel frente a su partido y al Ejecutivo, como para augurar el futuro del SPD.

Desde las elecciones generales de setiembre de 2017 está claro que esta legislatura es la última de la «canciller de teflón» y que dejará también la Presidencia de la CDU. La incógnita es la fecha y la forma que tomarán estos cambios. En el caso de que la CDU de Hesse pierda más del 10% de los votos, Merkel tendría que asumir su parte de responsabilidad en este desastre anunciado; la otra correspondería al ministropresidente y correligionario suyo, Volker Bouffier. Aunque seguramente la CDU seguiría siendo la primera fuerza política, se cuestionaría la permanencia de Merkel al frente del partido.

De hecho, para el congreso de diciembre ya se han presentado dos candidatos para disputarle esa posición. Al ser dos completos desconocidos no está claro que alguno de ellos pueda ser el sucesor de Merkel, pero hace poco el grupo parlamentario de la CDU en Berlín impuso a uno de los suyos como presidente frente al candidato y hombre de confianza de su jefa. Parece que la Unión se está independizando de su líder.

Sin embargo, el mayor peligro para la Gran Coalición, formada por CDU, CSU y SPD, viene justamente por parte de los socialdemócratas. En Hesse se baten con los Verdes por el segundo puesto, cotizado por ahora en 21 puntos. A nivel nacional, según las últimas encues- tas, los ecologistas ya han ganado este pulso con creces, porque se sitúan con seis puntos por delante del SPD, que con el 14% de los votos se quedaría incluso por detrás de la xenófoba Alternativa para Alemania (AfD) si hubiera elecciones generales ahora. Del declive del SPD podría aprovecharse el partido socialista Die Linke (La Izquierda) que en Hesse obtendría un 8% de los votos el domingo.

En el caso de que el SPD pierda el duelo en Wiesbaden, su presidenta Andrea Nahles tendrá sus días contados porque desde que asumió el cargo a principios de este año ha ido acumulando récords negativos. Un parte de su formación ya está preparando el terreno para salir de la Gran Coalición, que siempre fue detestada por el ala izquierdista. Esta última quería haber reconstruido el partido desde los bancos de la oposición. Ahora espera que otra bronca entre la CDU y su aliada regional, la bávara CSU, le dé la razón para hacer realidad su anunciada marcha del bipartito.

Pone sus esperanzas en el ministro federal de Interior, Patria y Construcción, Horst Seehofer (CSU), a la sazón máximo responsable de las dos grandes crisis de Gobierno. Sin embargo, el bávaro ha dejado caer que podría dejar la Presidencia de su partido. Pero este tipo de anuncios ya no cuela porque no es la primera vez que reculó ante una dimisión anunciada.

Mientras tanto, la AfD, que tanto en Hesse como en la República Federal podría ser tercera fuerza política tiene a un nuevo enemigo público número uno, el político verde Tarek Al-Wazir. Nacido y crecido en Alemania, hijo de madre alemana y padre yemení, lidera a los Verdes, que desde hace un lustro cogobiernan Hesse bajo el liderazgo de Bouffier. Este bipartito era un tanto espectacular, porque en las décadas anteriores el comité regional tenía fama de ser el más reaccionario y derechista dentro de la CDU.

Sin embargo, para mantenerse en el poder, Bouffier se moderó, yendo por el sendero marcado por el estilo centrista de su jefa y el del comité de Baden-Württemberg, que incluso entró en calidad de socio minoritario en un Ejecutivo liderado por el verde Winfried Kretschmann.

Obviamente, los Verdes, que ya en los años 80 y 90 se desprendieron de su ala izquierdista son una fuerza política compatible con la CDU y el SPD. Aunque viven un auge en las encuestas, saben que es un momento especial y que les será difícil consolidar estos resultados. El propio Al-Wazir reconoce que su partido nunca será «popular», en el sentido de que atrae a todas las clases sociales. De hecho, es atractivo para autónomos bien situados, funcionarios, académicos y empleados. En comparación con el SPD, los Verdes no se han desgastado cogobernando con la CDU.

Ante esta situación, más interesante que el resultado de las elecciones de Hesse serán sus efectos secundarios.