La gigantesca caravana de migrantes centroamericanos que busca llegar a EEUU acordó la noche del jueves reanudar su marcha a pie hacia el norte luego de pasar casi una semana en Ciudad de México, a donde ha ido llegando por partes, y tras fracasar en su intento de conseguir autobuses para su traslado. Sin embargo, ayer, la mayoría de las más de 5.500 personas que acampaban en un complejo deportivo de la capital decidieron quedarse un día más mientras barajaban sus opciones.

En una asamblea realizada en un centro deportivo de la capital mexicana, donde la Alcaldía acondicionó un albergue, los participantes votaron por abandonar la capital de madrugada «a pie o en autobús» y viajar hasta Querétaro, al norte de Ciudad de México, rumbo a la frontera con EEUU, pero después modificaron su decisión para quedarse un día más. Unas 2.000 personas, que estaban en desacuerdo con el cambio, decidieron partir de todas formas.

En la asamblea también se discutió qué ruta tomar. La que va hacia la fronteriza Tijuana, a 2.800 kilómetros de Ciudad de México, en el extremo noroeste, es la más larga, pero también la más segura. Mientras que la que va hacia el estado fronterizo de Tamaulipas, bordeando el Golfo de México, es más corta, pero más peligrosa debido a la presencia de cárteles de la droga. En 2010, 72 migrantes murieron de forma violenta en este estado.

Representantes de la caravana dijeron en rueda de prensa que ya no quieren ver la ONU «ni en pintura» y explicaron que están negociando con las autoridades del Metro capitalino para que les den transporte gratuito y puedan partir hoy a las 17.00 hora local (23.00 ).

«Queremos decirle a la ONU que ya no los queremos ver. Solo sirven para dar la cara y para decir que van a ayudar; pero es paja, es mentira. Ellos no han ayudado en nada», señaló un joven a través de un altavoz.

Se preguntó «cómo es posible que 192 países que conforman la ONU no puedan ayudar a una caravana con buses, y un pueblo sí nos ayuda con alimentación», en referencia a la ayuda humanitaria que se les ha brindado en la capital mexicana.

Darwin, de origen hondureño y criado en El Salvador, explicó a Efe que los que se fueron eran en su mayoría jóvenes o migrantes con dinero para pagar autobuses, mientras que se han tenido que quedar muchas familias con hijos.

Al albergue, según un recuento de la Alcaldía, llegaron más de 5.500 personas, en su mayoría hondureños, que salieron de San Pedro Sula el 13 de octubre y que ya han recorrido más de 1.500 kilómetros, gran parte de ellos a pie. Los migrantes se subieron a vehículos, principalmente de carga, en algunos tramos de su travesía, pero tras la muerte de un hondureño al caer de un camión en Chiapas, la Policía federal que sigue el trayecto de la caravana les impide ir colgados de los camiones.

A los migrantes que viajan en esta caravana, les siguen dos más con unas 2.000 personas cada una.

Expertos tildan de «artimaña» el veto de Washington al asilo

La proclamación presidencial firmada ayer por Donald Trump que restringe el acceso a la petición de asilo de los inmigrantes indocumentados que llegan a la frontera con México es una «artimaña» que rompe de manera «inaceptable» el Estado de derecho en EEUU, alertan activistas y expertos. Las nuevas reglas convierten en inelegibles para asilo a los solicitantes que entran de forma irregular al país, lo que obligaría a realizar la petición en los puntos de entrada autorizados creando un embudo en las solicitudes. «Trump quiere estigmatizar a los indocumentados y que no consigan refugio», dicen respecto al veto de al menos 90 días –que podrán ser ampliados– a la entrada al país a quienes cruzan de forma ilegal la frontera sur.GARA