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Guaidó rechaza el diálogo y apela a los militares

El opositor Juan Guaidó, autoproclamado «presidente», ha rechazado el diálogo con el Gobierno de Venezuela y ha comenzado una campaña para romper la lealtad que el Ejército expresó la semana pasada a Nicolás Maduro.

El opositor Juan Guaidó, autoproclamado «presidente» de Venezuela, insistió en rechazar tanto el diálogo con el Gobierno de Nicolás Maduro como elecciones que no considere «reales». «Ni nos prestamos para falsos diálogos y mucho menos vamos a ir a elecciones que no tengan las condiciones reales», afirmó el opositor en una movilización con cientos de simpatizantes en el este de Caracas, como la que fue escenario de su autoproclamación.

El opositor puso condiciones para aceptar los comicios, como la renovación del registro electoral, que dijo también debe ser abierto fuera de Venezuela, y que no existan dirigentes o partidos inhabilitados. Asimismo, señaló que está dispuesto a dialogar con funcionarios que den la espalda a Maduro.

Durante el fin de semana el Gobierno venezolano afirmó que el opositor pidió un encuentro con el líder chavista Diosdado Cabello y divulgó un vídeo sobre la reunión. «No se está negociando nada, se están haciendo exigencias ajustadas a la Constitución», indicó sin más detalles, aunque dijo que «en su momento» informará con quién ha sostenido reuniones. Por otra parte, el opositor insistió en apelar a las Fuerzas Armadas para que respalden su estrategia. Por un lado, dio «una orden» a los militares. «Hoy, soldado de Venezuela, te doy una orden: no reprimas manifestaciones pacíficas».

Por otro lado, inició una campaña para hacer llegar a policías y militares un texto aprobado en la Asamblea suspendida por el Tribunal Supremo, que busca que los funcionarios desconozcan como gobernante a Maduro.

El documento fue entregado en varios cuarteles y destacamentos de Caracas y, en algunos casos, los militares rompieron o quemaron el material ante los propios opositores.

La oposición, animada por la deserción la víspera de un coronel destinado en la misión diplomática en EEUU, califica este llamamiento a la intervención militar como la voluntad de «tender la mano» a las Fuerzas Armadas y a la Policía. Otro de sus líderes, Édgar Zambrano, indicó que persigue «una respuesta constitucional y política por parte del sector militar».

Maduro rechaza el ultimátum

Por su parte, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, rechazó con contundencia el ultimátum de ocho días para convocar elecciones en su país efectuado por varios miembros de la Unión Europea. «Nadie puede darnos un ultimátum de este tipo. (...). Venezuela no está ligada a Europa. Esto es una insolencia total», dijo Maduro en una entrevista en CNNTürk. A su juicio, «una vez más Europa está cometiendo un error acerca de Venezuela. Consideran nuestra historia como no existente, a pesar de doscientos años de independencia».

«Menospreciarnos porque estamos en el sur es insolente» señaló Maduro, quien, no obstante, se mostró abierto al diálogo con el dirigente opositor.

Asimismo, el Ministerio venezolano de Exteriores criticó que la UE «demostró su decisión de sumarse al plan del golpe de Estado orquestado por el Gobierno de EEUU, pretendiendo incluso dar un ultimátum al Estado venezolano, al más propio estilo de las viejas potencias coloniales que representa». A la vez, Washington volvía a esgrimir su amenaza. El asesor de seguridad nacional de EEUU, John Bolton, advirtió de que la Casa Blanca adoptará una «respuesta significativa» si percibe «violencia e intimidación» contra la oposición venezolana o el personal diplomático estadounidense en Caracas.

El respaldo de Trump fue crucial para la autoproclamación de Guaidó, y fue seguido por varios gobiernos latinoamericanos afines. El presidente estadounidense ya había advertido de que «todas las opciones están sobre la mesa» en caso de que Nicolás Maduro no acepte entregar el poder a Guaidó. La Casa Blanca no ha descartado que pueda golpear las exportaciones de petróleo del país andino ni una acción militar.

Maduro anunció la ruptura de relaciones con Washington y dio 72 horas a los diplomáticos estadounidenses para abandonar el país. Aunque el Departamento de Estado ordenó el pasado jueves la salida de Venezuela del personal no esencial de su embajada en Caracas y de familiares de los diplomáticos, ayer aseguró que «no tenemos ningún plan de cerrar la embajada».