«Todo náufrago tiene derecho a ser llevado a una zona segura donde se respeten los derechos humanos»
Marco Martínez nos recibe junto al resto de la tripulación del «Aita Mari» en el puerto de Santurtzi, donde este atunero reconvertido en barco de salvamento ha hecho escala procedente de Pasaia. Su siguiente destino, el Museo Marítimo de Bilbo. Agradece el trato recibido en todos los lugares donde han recalado, pero su deseo es salir hacia el Mediterráneo a salvar vidas. Porque allí, recuerda, muere gente a diario, y lamenta que el bloqueo es consecuencia de una decisión política.
La entrevista se produce la víspera de que el ministro de Fomento comparezca para informar del bloqueo sometido al “Aita Mari” y a “Open Arms”. Preguntado por ello, Marco Martínez no cree que vaya a cambiar nada. «No sé cómo van a justificar algo que es injustificable, pero los políticos son expertos en estas cosas», apunta. José Luis Ábalos sostuvo al día siguiente que «no es una decisión arbitraria, sino que se ciñe a lo marcado legalmente», pero en el “Aita Mari” tienen muy claro que es una decisión política.
¿En qué situación se encuentran en estos momentos?
La situación es que nos han denegado el permiso después de haber obtenido todos los certificados necesarios. Solicité un despacho de observación y búsqueda y rescate de náufragos, y me lo han denegado. Esa es la situación. Es una denegación completamente política, porque no atiende a ninguna razón técnica, ya que teníamos todos los certificados. Además, nunca hemos soltado amarras, y ellos presuponen que vamos hacer algo que no hemos hecho. Dicen que los puertos de Italia y Malta están cerrados, y dan a entender que tenemos que venir aquí, a la Península, cuando hay más países cerca, y está ACNUR en otros países, donde podríamos trabajar con ellos. También dicen que nuestro barco no está preparado, cuando eso no es cierto. Una cosa es el despacho de los barcos, que indica cuánta gente necesitas para llevarlo o que puede ir, y otra cosa es cuánta gente puedes atender cuando se trata de náufragos. Nosotros podemos llevar a 120 personas y tenemos más de 500 chalecos, y tenemos balsas para 112 personas ampliables a 120. Por tanto, estamos cubiertos y cumplimos todos los requisitos. Lo que está claro es que ha sido una parada completamente política, no se basa en ninguna razón técnica.
¿A qué atribuye esa decisión que impide hacerse a la mar al «Aita Mari» o a «Open Arms»?
No solo ocurre en el Estado español, hay barcos parados en otros sitios de Europa. Y ahora mismo “Sea Watch” está con cincuenta náufragos dando vueltas y nadie les atiende. Al “Aquarius” le quitaron la bandera, “Lifeline” está parado en Mallorca…
No soy político, pero supongo que cuando dan de comer a la extrema derecha durante tantos años esta acaba subiendo y ahora le tienen que dar su caramelo para que esté contenta. Además, es que hay mucha falsedad en este asunto. Lo de las pateras es espectacular, pero no alcanza el 14% de la gente que llega. El 75% o más lo hace por los aeropuertos, pero supongo que los lobbies de los aeropuertos son más fuertes que los dos o tres barcos que andamos por el Mediterráneo rescatando a gente. Si realmente su intención fuera evitar una inmigración ilegal pondrían firmes a los aeropuertos.
Pero igualmente quiero que quede claro, porque es muy importante, que estamos hablando de náufragos. Un migrante puede venir en avión, como la mayoría, o saltando esas vallas con esas concertinas, que son aberrantes y algún día se juzgará al Gobierno que las puso, o como la pobre gente que se esconde debajo de los autobuses, o en los contenedores de barcos, o en remolques que pasan el Estrecho... Pero personas que están en el mar navegando, cuya embarcación se está hundiendo, son directamente náufragos. Y un náufrago tiene un derecho adquirido solo por serlo: el derecho a llegar a una zona de refugio segura. Y esta puede ser cualquier sitio donde se garantice que se respetan los derechos humanos. En Libia no se garantizan, porque no hay un estado.
Supongo que es más fácil atacar a la gente de las pateras, que son náufragos, que empezar a apretar a las grandes empresas que están en los aeropuertos.
Ustedes han adquirido el compromiso de salir al mar a salvar vidas, pero les tienen aquí, amarrados. ¿Qué sentimiento les genera esta situación?
La verdad, decepción. Porque nosotros, que no hemos soltado amarras, teníamos la pequeña esperanza de que nos dejaran zarpar. Sinceramente. Porque si nunca hemos salido con este barco, ¿por qué nos paran? Están presuponiendo algo que no hemos hecho.
«Aita Mari» es un pesquero reconvertido en barco de salvamento marítimo. ¿Qué hay detrás de este proyecto?
Nosotros nos incorporamos en noviembre, cuando el proyecto ya estaba avanzado. Este es un proyecto popular, hay socios que tienen sus asambleas, y que cuenta además con el apoyo de ayuntamientos e instituciones. Es un proyecto de la gente que realmente defiende los valores en los que nos han educado a nosotros, la libertad, la igualdad... esos valores que se le presuponen a Europa. Nosotros somos marinos y seguimos la ley del mar, que son leyes internacionales que contemplan tanto la ONU como los países de la UE.
Cita los valores en los que nos han educado, pero en la UE cada vez brillan más por su ausencia con el auge de la ultraderecha, las fronteras cerradas. ¿Cómo ve esta situación?
Yo creo que los antisistema son ellos, la ultraderecha y los políticos de una Europa que se había creado para que fuera un espacio de libertad y fraternidad, y están rompiendo esos valores. Nosotros somos los europeos que luchamos por ellos.
Han estado en Pasaia, en Santurtzi, ¿tienen una hoja de ruta mientras se arregla este tema?
De momento estaremos un mes en el Museo Marítimo de Bilbao, que se ha portado muy bien con nosotros. La verdad es que tanto en Pasaia como en Santurtzi nos han tratado y nos están tratando muy bien, y estamos muy agradecidos. En Bilbao el director del Museo nos ha ofrecido que estemos con ellos, que dejemos ahí el barco, que podamos hacer exposiciones. Y luego la idea es ir poco a poco rumbo a Mallorca, y esperar allí a que esta situación se desbloquee. Y si no, este es un barco de ayuda humanitaria y siempre tendremos más proyectos que hacer mientras estemos bloqueados.
¿Creen que la toma de conciencia de la gente, que la ciudadanía se active, puede ayudar a desatascar esta situación?
No sé. Hay más de cien mil firmas recabadas en change.org... No sé qué decir, creo que hemos llegado a un punto donde están tan desconectados de lo que quiere el pueblo que es difícil saber qué va a pasar. Ojalá la presión popular haga que esta gente se dé cuenta de que se ha equivocado. Al final, también son padres e hijos, y madres e hijas, y también podrían ser náufragos algún día. Y querrán que alguien los rescate. Porque estar en medio del agua ahogándote sin nadie al lado no se lo deseo a nadie en este mundo.
En todo caso, no pierden la esperanza de partir en algún momento hacia el Mediterráneo.
No, claro que no. Ellos tienen tres meses para contestar al recurso y están jugando con los tiempos. Yo creo que en dos o tres meses estaremos allí, porque más no lo pueden demorar. La esperanza nunca se pierde, y nosotros tenemos esperanza de estar allá, pero durante unos meses nos van a tener así.
La cuestión es que mientras tanto la gente sigue muriendo.
Sí, cada día. Ahora llevaremos más de trescientos cadáveres, aunque las cifras de muertos las basamos en cadáveres encontrados, pero realmente no sabemos cuánta gente muere. Pero si hace un par de semanas tanto Italia como Malta desatendieron una llamada de socorro de una patera de 150 personas y se ahogaron todas… Ahora no hay nadie allá. Tenemos la “suerte” de que con estos temporales, como las barcas son tan precarias que no aguantan olas de un metro, tienen que esperar a que haya viento sur. Pero cuando hace buen tiempo muere gente, mueren muchas personas. Y hay otra cosa que me gustaría apostillar: nosotros no tendríamos que estar allí, nosotros somos una anomalía. ¿Por qué tenemos que estar las ONG allá? Tienen que estar los estados. Nosotros no tendríamos que existir, tendríamos que estar cada uno en su casa, y trabajar en la mar, que es lo que sabemos, pero en otras cosas. Ocurre que nos responsabilizamos porque nuestros gobiernos no lo están haciendo.