Aritz INTXUSTA
IRUÑEA
Entrevista
ARANTXA IZURDIAGA
PARLAMENTARIA DE EH BILDU

«Sanz supera lo que dijo Kontuz, se pactó llegar a X dinero en dietas»

Izurdiaga es la penalista que elaboró la denuncia que abrió el melón de Caja Navarra. El caso aún sigue vivo en la Audiencia Nacional, pero ella tuvo que dejar el asunto cuando EH Bildu la enroló en su lista al Parlamento.

En la recta final, la comisión de investigación de Caja Navarra dejó de ser un galimatías de balances con puntos soporíferos. La llegada de los expresidentes Yolanda Barcina, Miguel Sanz y del consejero de Economía Álvaro Miranda renovó el interés trayendo de nuevo las formas y maneras del régimen.

Izurdiaga, en su día abogada de Kontuz, revivió los interrogatorios que realizó a Sanz y Miranda en calidad de imputados en el interior del despacho de la juez Mari Paz Benito. Y ocurrió lo que nadie esperaba: el expresidente confesó.

¿Se esperaba que Sanz reconociera que crearon un organismo en la CAN solo para que ciertos políticos cobraran más?

Para nada. Pensábamos que se ceñiría al guión establecido por Barcina y Miranda. Durante toda la comisión de investigación habíamos visto que lo traían todo muy preparado. Tenían muy claro qué decir. Pienso que fue involuntario. No sé si fue el agotamiento, el cansancio... o quizá pura espontaneidad. También te digo que tampoco se lo esperaban los portavoces de UPN.

¿Qué es lo que reveló Sanz exactamente?

Que la Permanente de la Junta de Entidades Fundadoras se creó única y exclusivamente para cobrar dietas.

¿Para que percibieran dietas quiénes?

Sanz, Miranda y Barcina. Esas eran las tres únicas personas que componían esa Permanente dentro de Caja Navarra. Ocurrió cuando se procedió a la despolitización y la obligatoriedad de que los políticos salieran de los consejos de la entidad. Era la forma de que estas personas siguieran percibiendo las mismas cantidades de dinero que hasta ese momento. Es importante que esto se entienda bien.

A ver si le sigo, el presidente de la Comunidad Foral también presidente de Caja Navarra. Del mismo modo, otros miembros del Gobierno, así como la alcaldesa de Iruñea, tenían otros puestos en la estructura y cobraban por ello. Esto acabó cuando decidieron que la caja necesitaba salir a Bolsa.

Exacto. Los políticos tuvieron que dejar todos los puestos de responsabilidad. Entonces, crearon nuevos organismos sin responsabilidades, pero donde se cobraba igual. Aunque, bueno, si algo han reconocido también en la comisión, es que cuando tenían estas responsabilidades formales en la entidad tampoco hacían nada. Acudían a las reuniones sin orden del día, no les pasaban documentación, no tenían acceso a las actas... Realmente iban simplemente a escuchar lo que decía el director [Enrique] Goñi. A eso se limitaban: a escuchar y cobrar.

La Permanente, entonces, era un organismo...

[Interrumpe] Sigo convencida de que ni siquiera se reunían. No se juntaban. Era un formalismo para percibir dietas. No lo puedo demostrar, no lo puedo afirmar con rotundidad. Pero sigo convencida de que era así.

¿Perdón?

Hablamos de tres cargos políticos con muchísima responsabilidad y muchísimo trabajo. Acudir a las reuniones en las que no había ningún contenido... ¿Alguien de verdad se cree que Yolanda Barcina acudió a esa reunión en la que dijeron que no había nada que comunicar?

También ha preguntado por actas que son exactamente iguales las unas a las otras.

Sabemos que todas se redactaron con posterioridad y que se hicieron modificaciones. Hay reuniones con una semana de diferencia en las que el contenido es exactamente el mismo. Duplican los encuentros, pero... ¿Iban dos veces a lo mismo?. Son reuniones que convocaba Sanz cuando él ya sabía que la semana siguiente tenía fijada otra para tratar exactamente mismo.

¿Las convocaba Sanz?

Según José Antonio Asiáin y Barcina, sí. Él dice que era el secretario.

¿Y el secretario?

Se negó a declarar ante la comisión de investigación... Pero cuando lo interrogamos en el jurado, con el caso vivo, aseguró era el presidente Sanz.

Esa vía de investigación, que abanderaba usted como abogada de Kontuz, acabó con un cerrojazo del Supremo.

La juez Benito decidió que había que imputar a Barcina porque tenía indicios suficientes para ello. Creía que estos políticos estaban cometiendo un delito. El cohecho impropio, para que nos entendamos todos, viene a ser percibir mucho dinero por no hacer nada.

¿Y eso no es lo que confesó Sanz hace unos pocos días?

Pues sí, es exactamente lo que confesó, por eso es tan importante. Solo que el Supremo dijo que estos hechos no suponen un ilícito penal, porque el cohecho exige que quien cobra mucho dinero por no hacer nada, la dádiva en términos jurídicos, sea un funcionario. Y en su opinión, cuando estas personas actuaban dentro de la caja lo hacían a título particular, no como funcionarios. Los letrados del Parlamento criticaron esta distinción diciendo que el Supremo emplea «alta dosis de refinamiento y sutileza jurídica». En el lenguaje de la calle, diríamos que fue una tomadura de pelo.

¿Cambiaron mucho sus interrogatorios en sede judicial a los de la comisión?

Miranda empezó a contestarme. Sanz no quiso. Pero los interrogatorios ante un juez son más precisos, aquí nos hemos enzarzado. La dinámica es diferente.

El interrogatorio que nunca pudo realizarse dentro del procedimiento penal fue el de Barcina. ¿Qué impresión le dejó la expresidenta?

Vino muy a la defensiva y no supo explicar por qué hicieron lo que hicieron. Se refugiaba en el comodín de ETA y punto. Personalmente, no lo entiendo. Para mí han perdido la última oportunidad que tenían para aclarar lo sucedido. Ya no tienen responsabilidades políticas, eran libres para hacer una lectura crítica. La gente esperaba eso. Pero han llegado en actitud prepotente, preguntándose por qué les habíamos llamado. La pose no era creíble. Saben perfectamente por qué había que sentarlos en una comisión así. Barcina ocultó información, pero ahora nosotros ya la tenemos. Por eso, ese discurso es anacrónico. Seguir manteniendo que CAN existe todavía y esas cosas resulta ridículo y, para mí, incluso decepcionante.

Al menos, las declaraciones de Sanz cierran un círculo. El caso de Caja Navarra se abre porque se hace pública la existencia de la Permanente. Kontuz lo denunció como un chiriguito pensado para percibir dietas. Y finalmente, se ha reconocido que la denuncia era real.

No solo reconoce que se creó para eso, Sanz explicó más. Dijo que el motivo era equiparar las remuneraciones. Había que hacer reuniones sí o sí hasta igualar las que hacían cuando tenían cargos. Pactaron justificar una cantidad X dinero, el mismo que cuando presidía la CAN, en dietas. Al final, Sanz ingresó ese año más de 100.000 euros entre Permanente y Junta.

En la comisión se ha tratado también la gestión. Se han escuchado a dos directores que cargan contra el último gestor, Enrique Goñi, y este culpando a los anteriores. ¿Se ha sacado algo en claro?

Que hubo dos modelos de gestión muy diferentes. El de los anteriores gestores fue mucho más prudente y acorde a los fines fundacionales de una caja de ahorro. Con el cambio de dirección y la entrada de Goñi, se da un vuelco de 180 grados. Sanz reconoce que se quiso competir con los bancos, jugar en otra liga. Se alzaron muchas voces dentro de la entidad contra esto, pero se les echó a todos.

Otro de los puntos que sacó Sanz es la famosa comida en Las Pocholas, donde se urdió una triple operación: fusionar las cajas, poner a Goñi de presidente y hacer que UPN ganara las siguientes elecciones.

Caja Navarra era el régimen en esencia. En Las Pocholas intervienen personas que no tienen ningún vínculo con la CAN ni cargos en el Gobierno, pero que vemos que tienen un papel determinante. Eso es el régimen. Ahí se ve quién, dónde y cómo se tomaban las decisiones. Porque, ¿quién se beneficiaba en realidad de Caja Navarra? [Levanta los cinco dedos de la mano izquierda y, con el índice de la derecha, los va tocando de meñique a pulgar]. UPN, PSN, ciertos empresarios, CCOO, UGT.

Ya saliendo de lo que ha sido la comisión CAN, que está a la espera de redactar las conclusiones, su labor en el Parlamento se ha centrado en poner diques para que el Régimen no vuelva. Ley de Contratos, de Transparencia, Oficina Anticorrupción... ¿Aguantarán?

Y falta aún sacar la de Participación Ciudadana. Hemos creado la estructura jurídica para un nuevo modelo de gobernanza basado en la ética pública, la eficacia y la eficiencia. El fin es huir del clientelismo, el nepotismo y la opacidad. Para ello hacen falta sistemas de rendición de cuentas.Hemos habilitado sistemas de prevención, para frenar proyectos cuando hasta ahora solo había mecanismos para actuar a posteriori. Eso sí, lo que se ha creado es el armazón jurídico. Falta ahora la voluntad política para echar esto a andar, dotarlo de presupuesto y, sobre todo, que la ciudadanía conozca estos nuevos instrumentos y los utilice.