La elaboración de un protocolo con los pasos a seguir tras una denuncia de abusos a menores o la creación de centros de atención para ayudar a combatirlos, son algunas de las ideas que tiene el Vaticano para luchar contra la pederastia en la iglesia. La histórica cumbre que la jerarquía católica celebra estos días en el Vaticano para abordar la lacra de los abusos sexuales por parte del clero ha arrancado con un reconocimiento del papa Francisco de que se le piden «propuestas concretas» para erradicar los abusos y con la publicación de 21 vagas ideas sobre las que empezar a trabajar. Una de estas propuestas concretas es garantizar la «proporcionalidad» del castigo con respecto al delito y cita que los culpables deben ser expulsados de sus cargos.
Entre los 21 puntos de esta «hoja de ruta» se propone crear «centros de escucha» con expertos para ejercer «un primer discernimiento de los casos» o «implementar procedimientos compartidos para el examen de las denuncias, la protección de las víctimas y el derecho de defensa del acusado».
Además se pide «informar a las autoridades civiles y las autoridades eclesiásticas superiores», establecer «protocolos específicos para la gestión de las acusaciones» y cursos de formación continua para los miembros de la Iglesia. Al tiempo, también se especifica la necesidad de garantizar en las investigaciones la presunción de inocencia.
Asimismo, la necesidad de formar a todos los miembros de la Iglesia sobre las causas y consecuencias de los abusos sexuales asó como proporcionarles información para que sepan «cómo reconocer los signos de abuso y cómo reportar sospechas de abuso sexual».
El moderador de la cumbre sobre abusos a menores, Federico Lombardi, explica en una entrevista con Efe que se sentirá satisfecho con el resultado de esta reunión si significa un paso adelante en el cambio cultural que se necesita para responder a esta lacra.
Entre las intervenciones, ha destacado la del arzobispo de Manila y presidente de Caritas Internationalis, el cardenal Luis Antonio Tagle, que ha cargado contra los obispos y todos los que cerraron los ojos ante los pederastas. «Nuestra falta de respuesta ante el sufrimiento de las víctimas hasta el punto de rechazarlas y de tapar el escándalo para proteger a los autores y a las instituciones ha dañado a nuestro pueblo y ha dejado una herida profunda en nuestra relación con los fieles», ha subrayado.