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Estonia vota entre la incertidumbre y la confianza de la ultraderecha

La incertidumbre prevalece durante las elecciones generales que se están celebrando hoy en Estonia, en las que la coalición de centroizquierda se juega su supervivencia frente a la oposición de derecha y al previsible ascenso de la extrema derecha. Los sondeos no predicen quién ganara ni quiénes podrán conformar Gobierno.

Una persona deposita su voto en una urna en Tallín. (Raigo PAJULA/AFP)
Una persona deposita su voto en una urna en Tallín. (Raigo PAJULA/AFP)

Cerca de 890.000 estonios están llamados a las urnas hoy en unas elecciones parlamentarias cargadas de incertidumbre por lo igualado de las dos mayores fuerzas en los sondeos y las previsibles dificultades posteriores para formar un Gobierno de coalición. A primera hora había votado el 40% –la mayoría por voto electrónico adelantado– y se espera una participación en torno al 60%.

Diez partidos y 18 candidatos independientes han participado en la campaña, aunque sólo la mitad de las formaciones tienen opciones reales de superar la barrera legal del 5% de los votos para acceder al Riigikogu (Parlamento unicameral estonio), con 101 escaños.

La última encuesta, pone al liberal Partido Reformista en cabeza, con el 26,6% de los votos; seguido por el Partido de Centro, de centroizquierda, con el 24,5% de los sufragios. Adversarios tradicionales, ambos se han alternado en el poder desde la desintegración de la URSS.

Los otros tres partidos con posibilidades de acceder al Parlamento son el ultraderechista Partido Popular Conservador (EKRE), con el 17,3%, el Partido Socialdemócrata (11,9%) y Pro Patria, de centroderecha (10,1%).

Los dos últimos han formado con los reformistas el Gobierno Ratas al que le ha faltado un diputado para tener la mayoría en el Parlamento.

Duplicar resultados

EKRE, firmemente euroescéptico y partidario de un referéndum por un Estxit, promete generosos gastos sociales en medio de una retórica antiinmigración, lo que podría permitirle duplicar sus resultados, desde el 7% obtenido en 2015, y llegar incluso hasta el 21,3%, sumándose a la tendencia que se está dando a nivel mundial, aunque le resultará complicado encontrar socios para una coalición.

La campaña, bastante monótona ha estado centrada en el idioma en los colegios y la demanda de la derecha de eliminar el ruso en la educación pública pese a que esta minoría supone el 25% de la población, la migración, la reforma del sistema impositivo y la fractura entre el campo y la ciudad.