Para el futbolista alicantino, la decisión de la entidad osasunista tiene mayor trascendencia al haberse producido en un momento complicado para él, después de varias semanas en el dique seco, primero por un episodio de pericarditis y posteriormente debido a una lesión muscular. «La palabra la tuve desde el primer momento y me siento un privilegiado porque seguir aquí después de lo que pasó para mí era muy importante», ha destacado.
Ha rememorado cómo tras su fichaje, en el último día de mercado veraniego de 2017, «me pusieron las cosas muy fáciles», de ahí que tanto mi familia como yo «estemos super felices de poder seguir aquí un año más». Y, si no se tuercen mucho las cosas, con serias opciones de volver a jugar en la máxima categoría. «Ya lo dije en mi presentación, que mi objetivo era regresar a Primera y hacerlo con Osasuna», ha recordado.
Lillo regresó a los terrenos de juego el pasado domingo, para disputar la última media hora frente al Rayo Majadahonda ante la ausencia del sancionado Nacho Vidal y tras colocar Jagoba Arrasate a Oier de nuevo en el pivote. Ahora le va a tocar pelear a tope para recuperar un sitio en la titularidad. «Eso siempre, hay que luchar en cada entrenamiento y que luego el míster decida. Si aporto en el campo, perfecto, porque los futbolistas siempre queremos jugar, pero si tengo que hacerlo fuera, pues intentaré ayudar a que mis compañeros se sientan más cómodos. Mi obligación ahora mismo es coger la forma cuanto antes porque he estado mucho tiempo parado», ha asumido.
El director deportivo rojillo, Braulio Vázquez, ha justificado la renovación de Lillo por tratarse de un jugador que, «con su entrega y trabajo, refleja el ADN de Osasuna. Unos días estará más afortunado que otros, pero sabes que lo va a dar todo y que no tienes que reprocharle nada en el día a día. Quiero resaltar que ni la junta directiva, ni el entrenador, ni yo mismo hemos tenido ninguna duda en su continuidad. La gente que corresponde con el club es merecedora de su renovación», ha apostillado.
Perea entrena con el grupo
Conocidas ya las ausencias seguras de Oier –sancionado– y Juan Villar –edema en el bíceps femoral del muslo izquierdo–, ahora mismo lo que más preocupa en el vestuario rojillo de cara al encuentro de este próximo viernes contra el Tenerife es el estado de Roberto Torres, quien no termina de recuperarse de sus problemas estomacales, si bien las pruebas médicas a las que ha sido sometido no han revelado ningún problema de importancia.
Por otro lado, Luis Perea realizó ayer su primer entrenamiento completo con el grupo, síntoma de que ya está restablecido de su lesión muscular.