De manera puntual y probablemente efímera, estos días ha surgido el debate sobre un adelanto de las elecciones autonómicas en la CAV, que de ordinario deberían celebrarse en setiembre de 2020. El lehendakari, Iñigo Urkullu, salió ayer a la palestra para desmentirlo al menos «de momento». El Gobierno de Lakua hará un análisis de los resultados que salgan tanto de las elecciones a Cortes Generales como de las municipales y forales; de los pactos para la constitución de ayuntamientos y diputaciones, que nos llevan casi hasta Sanfermines; y de los movimientos de investidura en el Congreso, que a saber qué nos deparan y si no nos llevarán a entrar en otro bucle electoral, como entre diciembre de 2015 y junio de 2016. Recuérdese que la prevención ante una tercera repetición de aquellos comicios ya llevó al lehendakari a adelantar las autonómicas a setiembre de 2016.

Pero hay otro debate en el que todavía no se ha entrado y que habrá que ver si se llega a abordar. Esta es la segunda legislatura de Iñigo Urkullu como lehendakari. Es conocido que en la legislación de la CAV no hay ningún límite para que pueda seguir aspirando a volver a Ajuria Enea cuantas veces quiera y se lo permita su partido. Pero en otros lugares ya se ha instalado de hecho o por derecho la limitación de dos mandatos para los presidentes. Así que a la pregunta sobre si habrá adelanto electoral se podría añadir otra: ¿Volverá a presentarse Iñigo Urkullu para lehendakari? La respuesta es que si él quiere, no será el PNV quien le obligue al relevo. ¿Querrá él?