Después de haber rechazado ocho alternativas al Brexit la semana pasada al intentar tomar el control del proceso de salida de la Unión Europea, los parlamentarios británicos se enfrentaron ayer a cuatro opciones diferentes. El presidente de la Cámara de los Comunes, John Bercow, las seleccionó entre ocho mociones planteadas, en realidad versiones de las ya rechazadas con más o menos margen en las últimas semanas por Westminster.

Bercow eligió la moción que insta al Gobierno a garantizar que el Acuerdo de Retirada incluya un compromiso para negociar una unión aduanera; la que aboga por un Brexit «a la noruega» con acceso al mercado comunitario; una tercera que pide confirmar en referéndum el actual acuerdo si el Parlamento le da luz verde; y otra para establecer la «supremacía parlamentaria».

Esta última supone que, si Reino Unido no ha ratificado un Acuerdo de Retirada a dos días de que se produzca el Brexit –el 12 de abril– el Gobierno solicite una nueva prórroga. Y, si no lo consigue, el Ejecutivo tendría que pedir permiso al Parlamento para una ruptura caótica. En caso de no obtenerlo, debería cancelar el Brexit.

Pero, como si fuera una broma del April’s fool, el Parlamento rechazó todas ellas y, si bien el Gobierno no estaba obligado a cumplir la que se aprobara, suponía mayor presión sobre una Theresa May que ha perdido toda autoridad en su partido e incluso entre sus ministros.

La opción que estuvo cerca de aprobarse fue la de negociar la unión aduanera, que solo fue rechazada por tres votos (276-273), mientras la revocar el Brexit si no se obtenía una prórroga obtuvo el mayor rechazo, con 292 votos en contra y 191 a favor.

Downing Street había pedido a los conservadores el voto negativo a todas ellas.

May no ha renunciado a presentar otra vez el acuerdo de divorcio negociado y rechazado en tres ocasiones en los Comunes si tiene «una oportunidad razonable de éxito». Pero el norirlandés Partido Democrático Unionista (DUP), socio del Gobierno de May, reiteró ayer que volvería a rechazarlo y habló de «implicaciones muy graves» para el norte de Irlanda, porque lo separaría «del país por el que hemos luchado para permanecer en él».

En cualquier caso, Londres debe presentar sus planes en la cumbre europea extraordinaria el 10 de abril, ante unos los líderes cuya paciencia está agotándose, según el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker. «El Brexit es un espectáculo lamentable, lo diría sin ninguna diplomacia», lamentó el ministro alemán de Asuntos Europeos, Michael Roth.

El líder parlamentario tory echa un cable a Theresa May

El whip (látigo), jefe parlamentario encargado de hacer respetar la disciplina en el grupo tory, Julian Smith, echó un cable a la frágil posición de Theresa May, ante la insubordinación de sus propias filas. Smith denunció «el peor ejemplo de indisciplina en al historia política británica», en referencia a la actitud de varios ministros que, en votaciones precedentes, llegaron a votar contra el acuerdo de la primera ministra. May no solo no ha conseguido el respaldo unánime de su grupo parlamentario ni de sus socios unionistas del DUP, sino tampoco el de su propio Gabinete, en el que se han producido además varias deserciones. Para el líder parlamentario, la pérdida de la mayoría absoluta en las elecciones de 2017, con las que May esperaba fortalecer su posición, la empujaron a aceptar «inevitablemente» un Brexit más suave. «La primera ministra dejó clara la necesidad de volver a unir al país tras la votación del Brexit y el Gobierno también trabaja para conseguir eso», añadió.GARA