Diana Riba: «Catalunya tiene necesidad de ejercer sus derechos de forma democrática»
Diana Riba (Barcelona, 1975) atiende a GARA pocas horas antes de la presentación en Bilbo del libro escrito por su marido, Raül Romeva, exconseller de la Generalitat y uno de los líderes independentistas catalanes que están siendo juzgados en el Supremo.
“Esperanza y Libertad”. El título parece un guiño optimista para un tiempo difícil y convulso, ¿de qué trata este libro?
Raül ha querido hacer una reflexión y analizar políticamente de dónde venimos, dónde estamos y adónde queremos llegar. Pero también es un libro que narra la propia experiencia en la prisión, es un libro muy ágil, que transmite una idea sobre una forma de hacer política tranquila, serena, como se refleja en el dibujo que está en la portada –es un dibujo de Romeva–, que permita avanzar hacia soluciones pacíficas y democráticas. Es un trabajo que a veces contrasta con esa idea de buscar titulares o de hacer una política más crispada.
En el libro se alude a la necesidad de mantener una mirada larga, plantear las cosas no desde la inmediatez sino desde un mayor reposo. ¿Prevén que el conflicto se prolongue por un gran espacio de tiempo?
El libro nos traslada esa mirada que deberíamos tener, que nos permitiría ver la situación desde mucho más arriba. El momento en el que estamos no es el final, es parte de un proceso que estamos viviendo. Aún tenemos un trecho por delante. Aunque ya hemos hecho camino, con un recorrido claro, y no nos tenemos que arrepentir, debemos seguir andando. Raül utiliza diferentes metáforas, como la del fondista; pensábamos que estábamos en una carrera de sesenta metros lisos y en realidad estamos haciendo una maratón. Son metáforas que ayudan a conformar una mirada sobre el conflicto de España con Catalunya, porque Catalunya en sí no tiene un conflicto, tiene unas ganas y una necesidad de ejercer su derecho a la autodeterminación de forma democrática, pacífica y a través de las urnas.
Habla de la metáfora del fondista, el sprint frente a la maratón. Después de un tiempo tan convulso, marcado por la inmediatez, ¿es difícil tomar reposo, respirar y plantear ese enfoque temporal más amplio?
Hace año y medio era más difícil, porque veníamos de un tiempo en que cada día pasaban muchísimas cosas. Ahora, después de año y medio desde que empezó la represión, el exilio, la prisión... muchos estamos en la dirección de volver a ponernos ante la realidad que nos ocupa e intentar llegar a soluciones. Entre todos tenemos que buscar esa tranquilidad y serenidad para poder seguir avanzando. Él también utiliza otra metáfora, que es la de las partidas de ajedrez: no todas se ganan, algunas quedan en tablas, pero todo proceso debe ser siempre un aprendizaje, no un problema.
En este momento se hallan en pleno juicio en el Supremo, ¿cómo lo están viviendo?
El juicio inicialmente lo afrontábamos con nervios, pero también con muchas ganas, porque supone el final de la prisión preventiva y para todo preso preventivo, y en este Estado hay muchos, el juicio es un momento esperado. Además, ellos querían que llegara para poder volver a expresarse, a tener voz. También es verdad que este juicio es muy largo, hace muchas semanas que empezó y quedan muchas más, y esto desde la prisión preventiva es una situación que te desgasta mucho, física y sociológicamente: los traslados desde prisión, cuando no están en la sala del Supremo tienen que estar en una sala adyacente, no pueden salir a comer, no hay momentos de descanso...
El juicio está siendo largo y el proceso podría alargarse más, ¿contemplan la opción de que esto acabe en Estrasburgo?
Con la instrucción injusta que hemos tenido y con este juicio que estamos viendo, debemos mantener abiertas todas las puertas, y probablemente acabemos en Estrasburgo. Porque no nos vamos a cerrar las puertas democráticas que tenemos en la UE para denunciar lo que estamos viviendo. Sí que es verdad que como familiar a veces tienes la esperanza de que alguien aporte un poco de sentido común y saque de la Justicia este problema, que es político.
Dice que los acusados tenían ganas de tomar la palabra. La Junta Electoral ha prohibido palabras y expresiones como «presos políticos» o «exilio». ¿Cómo valora esta actuación?
Venimos de una semana en la que hemos asistido a diferentes censuras; la de los lazos amarillos en las instituciones públicas, la del lenguaje en los medios de comunicación... Nos parece que una vez más se utiliza la represión, en este caso sobre la libertad de expresión. Es una barbaridad que haya censura en los medios de comunicación públicos porque haya una campaña electoral, y que afecte a dos palabras además tan básicas en estos momentos como son «exilio» y «presos políticos», que es lo que tenemos. Vuelven a censurar y a negar la realidad que estamos viviendo.
Hablando de recurrir a instancias europeas, usted misma concurre como candidata al Parlamento Europeo por ERC. ¿Qué le lleva a dar ese paso?
Desde que hace año y medio nos cambiaron la vida tan radicalmente, familiares y allegados nos hemos puesto a trabajar intensamente. Hace mucho que estamos en política activa para denunciar esta situación. ERC decidió visibilizar la represión que sufrimos; así, de número uno va Oriol Junqueras, y yo de número dos, para trasladar todo lo que estamos viviendo. En el Parlamento Europeo son muy conocidos tanto Raül, que estuvo dos legislaturas, como Oriol, y esperamos hallar complicidades que nos ayuden a ser escuchados y a alcanzar soluciones. Lo que no va a acabar es el interés de la ciudadanía por decidir.
No concurren en solitario, lo hacen en coalición con EH Bildu, BNG y otras fuerzas, ¿ven importante ir juntos a Europa?
Sí, en estos momentos es una necesidad ir conjuntamente diferentes fuerzas que tienen interés en que haya un referéndum u otras soluciones políticas para decidir qué queremos ser como pueblos. Anteriormente también hemos ido, pero ahora queremos visibilizar esta unión con más fuerza. También dentro del Parlamento Europeo, con otros pueblos sin Estado. En una UE donde algún estado ya ha utilizado el referéndum, como ha ocurrido en Escocia, es una oportunidad. Debemos empujar y ser cada vez más para alcanzar esta posibilidad democrática de solucionar el conflicto.
Madrid ha sido escenario reciente de una gran manifestación de solidaridad, ¿ese tipo de movilizaciones les ayuda?
Sí, como familiares cualquier muestra de apoyo, como ha ocurrido aquí con los jóvenes de Altsasu, es bien recibida. Son muy positivas, porque la gente se moviliza por una causa que consideramos que es justa. Va a haber más, no vamos a desistir, vamos a seguir insistiendo en mostrar que hay gente en todas partes que está totalmente en contra de que se utilice la Justicia para resolver problemas políticos. Porque todo el mundo sabe que no se van a resolver en esos términos, y vamos a seguir tejiendo complicidades tanto a nivel del Estado como a nivel europeo para empujar en esta dirección. Y es que ahora somos nosotros, o los jóvenes de Altsasu, pero mañana puede ser un grupo feminista andaluz. Al final, el Estado español, sea cual sea el partido político que gobierne, está estableciendo como norma general obstaculizar la voluntad de la ciudadanía.