Dabid Lazkanoiturburu

El Parlamento egipcio consagra al nuevo faraón Al-Sissi

El Parlamento de Egipto votará hoy las enmiendas constitucionales que ampliarán a seis años el mandato presidencial y permitirían al rais egipcio, Abdelfatah al-Sissi, perpetuarse en el poder al menos hasta 2034.

Al-Sissi fue recibido la pasada semana en la Casa Blanca por Trump. (Jim WATSON/AFP)
Al-Sissi fue recibido la pasada semana en la Casa Blanca por Trump. (Jim WATSON/AFP)

La votación, cuyo resultado está cantado, consagrará al nuevo faraón egipcio, quien tras perpetrar en julio de 2013 un golpe de Estado que acabó con el gobierno legítimo de los Hermanos Musulmanes, ha instaurado un régimen dictatorial que ha hecho buena la época de su antecesor, el rais Hosni Mubarak.

Mubarak fue destronado a principios de 2011 en el marco de las revueltas populares bautizadas como la «primavera árabe». La revuelta egipcia, inicialmente liderada por las juventudes progresistas y laicas, dio paso a unos comicios en los que el islamismo político fue la fuerza más votada y se hizo con el gobierno y la presidencia del país.

El temor al «secuestro de la revolución» por parte de la agenda islamista llevó a la izquierda del país a solicitar y bendecir una intervención militar que llegó de la mano del mariscal al-Sissi, hombre fuerte del Ejército egipcio tras la destitución de Mubarak, y quien no dudó en sofocar a sangre y fuego las protestas (más de 2.000 muertos)

Tras enviar a prisión y a la horca a los dirigentes de los Hermanos Musulmanes y condenar a las catacumbas a la cofradía islámica, el nuevo rais ha instaurado un régimen de represión que ha llevado a la cárcel a los activistas egipcios de izquierda y a los defensores de los derechos humanos.

Las enmiendas que se votarán hoy incluyen la extensión del mandato presidencial de cuatro a seis años y una cláusula de transición que se aplicará únicamente a Al-Sissi y le permitirá presentarse a otros dos mandatos de seis años una vez finalice su mandato actual en 2022.

La reforma constitucional ampliará aún más el poder del «nuevo faraón» y consagrará el papel del Ejército como «garante de la democracia».

Del fantasma del secuestro islamista de Egipto al real secuestro militar de Egipto.