Ciudadanos ha informado hoy, en lo que supone un acto de campaña más, que ha presentado una denuncia ante la Fiscalía para que los hechos de Errenteria del pasado fin de semana sean investigados. Y ha añadido, en clave evidentemente electoral, que a EH Bildu «no le va a gustar».
A falta de conocer la letra pequeña de la denuncia presentada, las agencias de información aseguran de que en ella se aportan mensajes de cuentas de redes sociales vinculadas a personas o colectivos de la izquierda abertzale. El juicio contra el independentismo catalán en el Tribunal Supremo, en el que a muchos de los acusados se les ha preguntado por sus publicaciones en Twitter, está elevando a nivel de prueba incriminatoria cualquier mensaje en las redes sociales.
Pero ya habrá tiempo para hablar de ello. Lo que interesa en plena campaña electoral es señalar el vicio que algunos han cogido a judicializar la política en todos sus ámbitos, a intentar ganar en los tribunales lo que se pierde en las urnas y en la calle.
Las tres derechas son ejemplo de ello. Vox ha conseguido una publicidad impagable siendo admitida como acusación popular en el juicio contra el 1-O, Ciudadanos presenta una querella cada vez que un independentista respira –también se apresuró a presentar una denuncia por el escrache al PP en la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB)–, y ambos en realidad no hacen sino seguir la senda marcada por el PP, que ha hecho de la presentación de recursos contra leyes vascas y catalanas su deporte favorito.
En Errenteria el otro día había gente de toda clase dispuesta a protestar ante lo que no era un mitin electoral –Ciudadanos logró en el municipio 682 votos en las últimas estatales–, sino un acto que buscaba una confrontación de la cual poder sacar un rédito electoral a base de construir un relato victimista. Por haber, en la protesta había hasta un exalcalde del PSE, lo cual no impidió que Patxi López llamara «fascistas» a los que boicotearon el acto, rematando lo que ya había sugerido desde el PNV Aitor Esteban. Son discursos que alimentan el relato con el que ahora Ciudadanos acude a la Fiscalía.
El modus operandi de tal victimización, sin embargo, se desnuda solo. Es algo así: primero convoco un acto provocador en un lugar en el que sé que no seré bienvenido –antes fue Altsasu–, luego el amplio abanico mediático español expande hasta el último rincón el relato victimista que construyo sobre lo sucedido y, a los pocos días, presento una denuncia ante la Fiscalía. Una nueva forma de hacer campaña que niega la política y la lleva a los juzgados. En política no hay farsa más evidente que la de un discurso victimista que tiene de su lado todos los resortes de un Estado.