El artículo que firma Pauline Boyer lleva por título, precisamente, ‘La cuestión de los presos, un reto para la paz’ y en el mismo la periodista de ‘Le Figaro’ habla con algunos de los actores del proceso de paz vasco, los hitos principales desde Aiete y hasta Arnaga.
Así, el artesano de la paz, Txetx Etxeberri remarca que el desarme de ETA de la mano de la sociedad civil fue un paso que «tranquilizó a la sociedad y permitió abrir una nueva página».
Tras definir el momento presente como una situación sin conflicto abierto pero no exenta de tensiones, la periodista pulsa la opinión de la presidenta de Bake Bidea, Anaiz Funosas, que se declara a la espera de que «se ponga fin a la dispersión de los presos vascos, a las medidas de excepción que se les siguen aplicando y se aborde la cuestión del tratamiento de las penas» y pone de manifiesto que un proceso de resolución precisa de «gestos».
Funosas valora el hecho de que desde finales de 2017 o principios de 2018 exista un espacio de diálogo oficial y asumido por el Ministerio de Justicia galo pero remarca que «la Fiscalía sigue sin cambiar de registro pese al final de ETA» y reclama la aplicación de la legislación ordinaria.
Fin de la excepcionalidad
La presidenta de Bake Bidea advierte de que en los procesos de paz cuando no se abordan las cuestiones pendientes de una u otra forma estas vuelven «como un boomerang» años después, y la representante de la plataforma en favor de los presos Bagoaz, Garbiñe Eraso, conviene en que «el acercamiento de los presos, la aplicación de la libertad condicional y la liberación de los prisioneros enfermos» son cuestiones básicas a resolver, de cara a avanzar hacia el objetivo de «la vuelta a casa de todos los presos».
Eraso cita expresamente el caso que verá el próximo martes la justicia gala, el de Xistor Haranburu, condenado a cadena perpetua en 1997 y condicionable desde 2008. «No pedimos nada excepcional, justo la aplicación de la ley», remarca Joana, hija del preso que ya ha cumplido 29 años de encarcelamiento. En su opinión «no ofrecer una fecha de salida a un preso implica aplicarle la pena de muerte a fuego lento».
Cuando no se avanza, el riesgo de retroceso siempre existe. Y así lo hace patente el presidente de la Mancomunidad Vasca al ser cuestionado por ciertas pintadas aparecidas en Iparralde en las que se denuncia «la falsa paz».
«Yo mismo he advertido a los representantes gubernamental de que la frustración alimenta un riesgo real de radicalización, fundamentalmente en los jóvenes», explica Jean-Rene Etchegaray. Aunque se muestra confiado en que la paz, el líder centrista conviene al señalar que «los próximos meses van a ser decisivos».
Remarca la periodista que la cuestión de los presos es una cuestión que pesa fuertemente en el debate vasco y recuerda que el pasado enero 9.000 personas -entre ellas 270 electos- en Baiona y 70.000 en Bilbo se manifestaron por el acercamiento de los presos vascos.
Ministerio de Justicia
Al respecto, desde el Ministerio de Justicia Hélène Davo declara a ‘Le Figaro’ que siguen «abiertos» a avanzar y desmiente que existan apriorismos políticos al respecto. Insiste, pese a todo, en remarcar la independencia de los tribunales y en particular de la instancia «antiterrorista».
Aunque todo indica que queda camino por hacer para resolver la cuestión de los presos, Funosas y también Etchegaray hacen votos por seguir avanzado paso a paso en el proceso de reconciliación, prestando especial atención a las víctimas.