El Premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa regresó cuatro años después a Iruñea a hacer lo mismo que en las pasadas elecciones, usar su título literario para que le aplaudan sinsorgadas. Si en 2015 lanzó aquello de «abstenerse es un error, hay que votar para que los malos no gobiernen», ayer se lo trabajó aún menos. «Se subió al atril y dijo: «El domingo voten por Navarra Suma». El patio de butacas del Baluarte estalló en aplausos. Javier Esparza y Miguel Sanz sonrieron en la primera fila.

Vargas Llosa no acudió a un acto oficial del partido. Se trata de un empujoncito a Navarra Suma que le llega del Think Tank ultraliberal Civismo, que básicamente es un lobby que pide bajadas indiscriminadas de impuestos y que dirige Julio Pomés, un gurú de la derecha navarra que sostiene uno de los discursos más delirantes. Su tesis principal es que el nacionalismo quiere arruinar a posta Nafarroa para facilitar su anexión a la CAV.

El peruano dijo que todo nacionalismo se basa en una ficción que parte de la idea de tribu y que lleva necesariamente al enfrentamiento y la violencia. Y que para detener eso está Navarra Suma, a la que desea «todo el éxito que merece».

Pomés puso a Cayetana Álvarez de Toledo como telonera. Ella mitificó aún más el pacto UPN-PP-Ciudadanos. «Esta coalición marca el rumbo moral para España», afirmó la política que cambió a Ciudadanos por el PP para hacer el ridículo en Barcelona. Antes, había buscado un escrache en Sakana.