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Japón castiga comercialmente a Corea del Sur por las indemnizaciones de guerra

Japón ha endurecido las restricciones comerciales a Corea del Sur eliminándola de su lista de Estados beneficiarios de un trato de favor. Seúl se ha apresurado a replicar con un gesto similar y ha calificado la medida de «represalia» por el contencioso que arrastran ambos países a raíz de la colonización nipona de Corea.

Imagen de un teléfono de la compañía surcoreana Samsung. (Jung YEON-JE/AFP)
Imagen de un teléfono de la compañía surcoreana Samsung. (Jung YEON-JE/AFP)

El endurecimiento de las restricciones comerciales a Corea del Sur por parte de Japón entrará en vigor el 28 de agosto, según ha anunciado este viernes el ministro de Industria y Comercio, Hiroshige Seko, una medida que hará que cientos de productos considerados sensibles sean objeto de mayores controles para la exportación.

Degradando a Corea del Sur de la categoría de Estado A a Estado B, Tokio da a entender que su vecino no es fiable y que, antes de permitirle importar materiales y equipos japoneses, quiere asegurarse de que no van a ser empleados para fines no declarados (especialmente, militares).

Las autoridades japonesas aseguran que tanto las restricciones a las exportaciones específicas (impuestas el mes pasado) como la retirada de la «lista blanca» no son una «represalia», aunque sí que aludieron a una «pérdida de confianza» en las relaciones con Seúl.

Esta medida supone un nuevo revés para los lazos entre Corea del Sur y Japón. El Ejecutivo nipón estaría furioso por las recientes sentencias de la justicia de Seúl que exigen a empresas niponas el pago de compensaciones a surcoreanos obligados a trabajos forzados en sus fábricas durante la Segunda Guerra Mundial.

«El problema del trabajo forzado es extremadamente grave y compromete las bases legales de las relaciones» entre ambos países, señaló el ministro Kono.

Respuesta recíproca de Seúl

En Seúl, el gobierno ha reaccionado rápidamente retirando a Japón de su «lista blanca» de socios comerciales privilegiados. Lo que ha hecho Tokio «socava fundamentalmente la relación de confianza y cooperación que los dos países establecieron» en el pasado, ha acusado el ministro surcoreano de Finanzas Hong Nam-ki.

El presidente surcoreano Moon Jae-in ha asegurado que esta «acción egoísta» no solo provocará enormes daños en la economía surcoreana sino en toda la economía mundial al perturbar las cadenas de suministro.

En una declaración retransmitida en directo, Moon ha conminado a Tokio a retirar lo antes posible «medidas unilaterales e injustas» y ha advertido de que Seúl dispone de métodos para responder que podrían causar «enorme daño» a Japón.

El Gobierno japonés trataba de minimizar el impacto de su decisión: «Esto no es un embargo a las exportaciones. Creemos que retirar este trato preferente a Corea del Sur no afectará a la cadena de suministro y no tendrá un impacto negativo en las empresas japonesas», ha afirmado el ministro Seko. 

Los exportadores japoneses pueden limitar el impacto al obtener permisos especiales para expedir a países no presentes en la «lista blanca» con procedimientos simplificados. Muchos de ellos ya cuentan con esos permisos.

Automóviles, telefonía y químicos

Para Seúl, sin embargo, la nueva disposición no es tan inocua como los japoneses querrían hacer ver. La lista concierne a 15 categorías, cada una con una decena de productos, que van de armas a diversos aparatos electrónicos, productos químicos, materiales avanzados o incluso equipos para navíos.

«El impacto podría propagarse a otros sectores como el del automóvil o el de las pantallas OLED» explicó a la AFP Mun Byung-ki, investigador de la Asociación Coreana de Comercio Internacional.

Japón ya había endurecido el mes pasado las normas para la exportación de tres productos químicos clave para las industrias de telefonía y chips de Corea del Sur, una decisión que penalizó a gigantes de la electrónica surcoreanos como Samsung y LG Electronics.  

Por su parte, la ministra surcoreana de Exteriores, Kang Kyung-wha ha advertido de que las medidas tomadas por Tokio podrían afectar a la cooperación en materia de seguridad regional, especialmente en lo referido a reconducir un acuerdo de intercambio de inteligencia militar.

El origen del enfrentamiento bilateral fue el fallo del Tribunal Supremo surcoreano de finales de 2018, que contemplaba que las empresas niponas con presencia en Corea del Sur fueran obligadas a pagar compensaciones a ciudadanos coreanos (o a sus herederos) esclavizados por estas compañías durante la II Guerra Mundial.