Agustín GOIKOETXEA

A nadie en el Botxo le importa qué tiene Marijaia bajo la falda

Bea Sever condensó en pocas líneas un sentir mayoritario en el Botxo: a nadie le importa qué tiene Marijaia bajo la falda y todos quieren que el mundo sea una infinita Aste Nagusia.

La villa está entregada en cuerpo y alma a la fiesta pero tampoco olvida su compromiso con causas como la que defiende Naizen, la asociación de familias de menores transexuales. Por ello, hubo unanimidad al designar a Bea Sever Egaña como pregonera, que animó a sumarse a la juerga a través de un canto multicolor a la diversidad que emocionó.

Ante un Arenal a rebosar, donde se marcaron los 27 grados pero en algunos instantes del txupin el mercurio ascendió algo más, la pregonera agradeció el honor que se les había concedido. «Qué especial es Bilbao que mientras en otros lugares intentan invisibilizar a nuestras hijas e hijos, aquí se nos ofrece este altavoz para gritar al mundo que hay niñas con pene y niños con vulva. Están aquí. Y son felices», enfatizó, entre aplausos de la multitud.

Enfundada en su traje amarillo y un vistoso bicornio negro, expuso que esos chavales y chavalas son felices «porque han sido valientes y, aunque al principio no les entendíamos, nos han dejado claro quiénes son y sus familias hemos sabido escucharles y acompañarles, luchando muchas veces contra viento y marea». Sever sostuvo que en esa «batalla» no han caminado solas al verse respaldadas por una mayoría social.

«Estamos cambiando el mundo. Y en un mundo que entienda la diversidad como valor, cada uno, cada una de nosotras también podrá ser quien realmente es», subrayó.

La representante de Naizen manifestó que su nombramiento como pregonera de Aste Nagusia es «un reflejo de lo que es Bilbao, una ciudad abierta, preparada para comprender y cultivar la riqueza de las experiencias humanas, también la transexualidad. No sabemos qué tiene Marijaia bajo su falda. Y no nos importa. La queremos igual», remarcó, haciendo que los reunidos alrededor del teatro Arriaga la jalearan.

«Que nadie sufra más»

«Que nadie sufra más por no poder ser quien realmente es», defendió, apostillando que eso es lo que persiguen las personas agrupadas en Naizen. Poco después, recordó a Ekai, símbolo de esta lucha tras quitarse la vida en Ondarroa, drama que sacudió a la sociedad vasca. A su familia les envió un gran beso.

«Sin miedo, sin ataques, ni transfóbos, ni machistas, no admitiremos ningún ataque», advirtió. Bea Sever reclamó que «la educación sea la herramienta para construir ese mundo sin agresiones que soñamos».

En los últimos compases de su mensaje, cuando la multitud aguardaba a que la txupinera, Itsasne Núñez Viadero, se estrenase en sus menesteres, la pregonera proclamó la diversidad, incidiendo en que, precisamente, Aste Nagusia es pura diversidad, «una fiesta llena de colores». «Que el mundo sea una infinita Aste Nagusia», exclamó.

Poco después, se disparó el txupin y al detonar en el cielo azul las ansias de fiesta explotaron en un Arenal a reventar al que se asomó con los brazos en alto la musa de Aste Nagusia. Al son de ‘‘Badator Marijaia’’, la multitud comenzó a saltar y bailar si había una pequeña parte que aún no lo había hecho en los prolegómenos.

Antes, mientras en el interior del teatro se llevaba a cabo la recepción oficial, los grados fueron subiendo en el exterior al ir concentrándose muchas personas deseosas de ver de nuevo a Marijaia. La llegada del grueso de la kalejira comparsera ayudó a ir cubriendo algunos huecos.

Fue una hora aproximadamente en que las reivindicaciones fueron colonizando la plaza al tiempo que la mancha humana se iba extendiendo aunque los hubo que buscaron la sombra bajo los imponentes plátanos del Arenal. Pancartas contra los «privilegios» a los taurinos, otra aún de mayor dimensión en favor de la repatriación de los presos o proclamas contra la violencia machista estuvieron presentes en otro recibimiento multitudinario a Marijaia.

La harina no desaparece

Lo que sigue sin desaparecer es la harina y otras sustancias que, especialmente los jóvenes, han cogido costumbre de arrojarse en el txupin. De nada parece servir los llamamientos de representantes municipales y comparsas para desterrar estas prácticas, que incomodan a otras personas y que pueden provocar accidentes.

Una vez los servicios de limpieza retiraron las sustancias que pringaban la delantera del Arriaga, comparseras ofrecieron un agurra a Marijaia. A continuación, txupinera y pregonera le acompañaron en la apertura de las txosnas.