El Mallorca es el equipo con el limite salarial más bajo de Primera. La liga tan solo le permite un gasto de 29 millones de euros en la plantilla. Los millones que va a recibir esta temporada por los derechos de televisión -entre 40 y 50 millones- los deberá dedicar a abonar la deuda que arrastra.

Con Vicente Moreno en el banquillo ha logrado dos ascensos consecutivos desde Segunda B a Primera. Es un entrenador que se ha tenido que ganar con trabajo y resultados llegar a la élite y este verano se lo recordaba a los jugadores en una bronca que se viralizó en redes sociales. Moreno reivindicaba en su alocución a la plantilla la suerte que tenían de poder jugar en Primera División.

La realidad es que tan solo 9 de los jugadores que componen el equipo habían jugado en esta categoría y la mayoría se ha tenido que labrar la oportunidad en otras categorías. El Mallorca mantiene el bloque de jugadores con los que ha logrado los dos ascensos y en las primeras jornadas más de siete jugadores han participado en las alineaciones titulares o entrando desde el banquillo. El portero Reyna, Salva Sevilla, Pedraza, o jugadores con pasado en el fútbol vasco como Lago Junior, que jugó en el Eibar, y el mediocentro Baba, que estuvo cedido en el Barakaldo en Segunda B.

La mayoría de fichajes del Mallorca han llegado en el tramo final del mercado: el joven talento japonés Kubo, que pertenece al Real Madrid, Yannis del Guimgamp, el portero Fabricio o Baba Rahman del Chelsea.

Los empresarios estadounidenses dueños del club -entre los que se encuentran el dueño de los Phoenix Suns, el ex baloncestista Steve Nash y el ex tenista Andy Kholberg- tienen claro que el objetivo es la permanencia y asentar el proyecto a largo plazo. Apuestan por jugadores desconocidos con ganas de triunfar y así equilibrar ingresos y gastos.

Pero con estilo USA. En las oficinas del club en el estadio de Son Moix tienen colocada una frase motivadora de Michael Jordan: «Algunas personas quieren que algo ocurra, otras sueñan con que pasará, otras hacen que suceda».