El pasado año tuvimos ocasión de disfruar el filme que Ciro Guerra filmó junto a Cristina Gallego, ‘Pájaros de verano’, un sobresaliente acercamiento a los orígenes, casi tribales, del narcotráfico en Colombia. Ahora, lejos de su Colombia natal, Guerra toma como referente literario la novela de J.M. Coetzee –el propio escritor firma el guion– para exponer una visión un tanto academicista en torno a los demonios del imperialismo.
Dejando a un lado las diversas subtramas que subyacen en el original, ‘Waiting for the barbarians’ sigue de manera lineal y lo más fiel posible las diversas etapas ejecutadas por una potencia del primer mundo en un territorio que considera debe ser domesticado. La universalidad de su mensaje provoca que jamás sepamos en qué lugar se desarrolla la historia pero encontramos en sus personajes un muy reconocible perfil.
Las distintas etapas por las que transita este episodio colonial nos descubren a un magistrado que progresivamente descubrirá los propios terrores que él representa y saca a relucir su empatía hacia los «bárbaros»; frente a él topamos con la semblanza maléfica del Coronel Joll que simboliza la herramienta implacable y eficaz que manejan los gobiernos a la hora de arrancar de cuajo cualquier atisbo de resistencia.
De esta manera se establece el duelo que enfrenta al oficial encarnado por Johnny Depp, que se sirve de la tortura sitemática para lograr sus propósitos, y el magistrado que interpreta Mark Rylance, que otorga sentido al extranjero que cuestionará la política fascista que se quiere establecer en este límite del imperio que debe ser «civilizado».
El filme resulta evocador y potente y Ciro vuelve a sacar partido de una serie de secuencias de gran impacto visual en las que impera la casi abstracción onírica.