«Los servicios médicos ya hacen frente a enormes limitaciones para responder a las necesidades de la población. El nuevo flujo de desplazamientos y las heridas causadas por los combates van a ejercer una presión extra sobre los limitadísimos recursos materiales y humanos en los hospitales», ha alertado en un comunicado.
Según ha informado, en la ciudad fronteriza Tal Abyad, en la gobernación de Raqqa, los bombardeos han obligado a la gran mayoría de la población a abandonar su hogar.
«El hospital Tal Abyad, que recibía apoyo de MSF, está completamente cerrado ya que la mayoría del personal médico ha tenido que huir con sus familias. Los equipos de MSF se han reubicado para responder a las necesidades en otras partes de la región. El hospital Tal Abyad era el único público en la zona y como tal resultaba fundamental para atender a los habitantes de la ciudad y sus alrededores. Nuestro personal ha sido testigo de cómo la ciudad, que una vez estuvo llena de vida, ha quedado desierta», explica Onus.
Por su parte, el Alto Comisionado para los Derechos Humanos de la ONU ha considerado «preocupantes» las informaciones sobre ataques turcos –o de grupos aliados– contra «infraestructuras civiles clave» como plantas de bombeo de agua, presas, estaciones eléctricas y yacimientos de combustible.
El 9 de octubre, un ataque de Turquía paralizó el suministro de agua en la zona de Alouk, en la región de Hasaka, y afectó a «miles» de personas.