Queda dicho que cada uno es muy libre de actuar según le parezca. En los últimos días se han producido actos singulares con futbolistas del Athletic como protagonistas.
Óscar de Marcos, jugador del primer equipo rojiblanco, es un futbolista distinto. El martes presentaba ‘Togo’ un libro autobiográfico en el que relata su trayectoria como jugador, pero también un viaje que realizó al país africano y le dejó marcado por la experiencia vivida. Durante años De Marcos ha estado visitanto a niños enfermos en el hospital sin que transcediera públicamente.
Que decir de Ainhoa Tirapu, capitana y portera del Athletic. Icono del equipo femenino y que está liderando la reclamación de un convenio digno para todas sus compañeras. Al igual que De Marcos, ha escrito un libro en euskera ‘Bizitza eskukadaka’ en el que repasa su trayectoria desde sus inicios en Barañain.
Frente a estas iniciativas sociales, aparece la figura de Julen Guerrero. Otrora icono del Athletic, comenzó haciendo unos anuncios de electrodomésticos de patrocinadores de la selección española para convertirse después en seleccionador en las categorías inferiores y «embajador» de la Eurocopa que va a traer a la selección española a jugar a San Mamés gracias a los gobernantes.
Guerrero ejercía de portavoz en un acto que busca 900 «voluntarios» para trabajar en los distintos eventos que se organizarán en la capital vizcaina con motivo de la Eurocopa. Su principal labor será acompañar en los partidos a las aficiones.
Una iniciativa que resulta chocante en un mundo del fútbol que mueve millones y no quiere pagar a los trabajadores. No es el único caso ya que la UEFA también obligaba, primero al Gobierno español y después a la Diputación de Bizkaia, a modificar la normativa fiscal para no pagar impuestos por los actos organizados con motivo del torneo.