Garitano debió de pensar antes del partido ante el Betis que si algo funciona lo mejor es no tocar nada. Obligado por la sanción de Raúl García, colocó a Kodro en la punta de ataque en su lugar. El Athletic se presentaba en el Benito Villamarín con el cartel de ser el mejor equipo de la Liga a nivel defensivo tras encajar solo 9 goles en 15 jornadas y Garitano apostó por mantener el esquema habitual del equipo.

Sin embargo, en veinte minutos el entramado defensivo que había funcionado a la perfección en este inicio de campeonato se vio desarbolado desde la primera acción. El dibujo táctico del Betis supuso un auténtico quebradero de cabeza para un equipo rojiblanco en el que los jugadores no acertaban a seguir a su par. Se puede decir que no sabían a quién tenía que perseguir cada uno.

El primer gol fue una prueba de ello. Edgar se metía entre los centrales para sacar el balón desde la defensa sin que nadie le presionara. Su pase llegaba a Lainez, en teoría el extremo derecho, que se emparejaba con Iñigo Martínez, que no podía cortar la jugada. La pelota quedaba dividida y Emerson se anticipaba a Yuri para sacar un centro rematado a las redes por Joaquín.

El maestro de 38 años ejerció de capitán a galope de la tropa del Betis y anotaba otros dos tantos en veinte minutos ante un Athletic totalmente superado. Joaquín se plantó libre de marca en el área en el segundo gol y el tercero nacía de una contra tras perdida de Unai López.

En un partido que parecía sentenciado para la media hora, Williams aprovechaba un penalti para recortar distancias antes del descanso. Garitano tuvo que modificar el dibujo táctico en los vestuarios y meter a Unai Núñez de tercer central para equilibrar el equipo.

En la segunda mitad el Athletic tuvo más control del juego y Yuri marcaba un golazo a falta de un cuarto de hora. El Athletic peleó por rescatar un punto, aunque la reacción no llegó a tiempo.

Joaquín tuvo la posibilidad de marcar el cuarto en el descuento, pero Simón sacó una mano prodigiosa.