Angel Luis Ortiz seguirá al frente de Instituciones Penitenciarias en el Ministerio del Interior. Grande-Marlaska ha procedido a una intensa renovación, que incluye tanto a su número dos como al máximo mando de la Guardia Civil, pero no modifica este puesto.
Ortiz apenas se ha significado en lo que respecto a los presos vascos, aunque ya llevaba en el cargo año y medio, desde junio de 2018. En una comparecencia en el Congreso en diciembre de ese año defendió ante Mari Mar Blanco (PP) los escasísimos acercamientos que se estaban realizando –luego ya absolutamente paralizados en la segunda minilegislatura de Pedro Sánchez– indicando que estaban dentro de la ley y que se comunicaban a las víctimas de ETA.
Nacido en Cuenca y licenciado en Derecho por la Complutense de Madrid, tras haber trabajado en un Juzgado de Vigilancia Penitenciaria y otros cargos de la Administración de Justicia Angel Luis Ortiz llegó a II.PP. procedente del Ayuntamiento de Madrid, donde había sido asesor jurídico en el equipo de Manuela Carmena.
Rafael Pérez, secretario de Estado de Seguridad
Diecinueve meses después de haber sido nombrado por primera vez ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska ha querido configurar un equipo a su medida, con la destitución de su número dos y del director de la Guardia Civil y el ascenso del que es su mano derecha, el hasta ahora jefe de gabinete.
Horas después de la primera reunión del nuevo gobierno de Pedro Sánchez, Marlaska citó ayer a todos los altos cargos de su departamento para comunicarles su futuro en el ministerio, en el que no seguirá la secretaria de Estado de Seguridad, Ana Botella.
Un nombramiento que en junio de 2018 le fue impuesto por Ferraz y que salía del Congreso. Diputada por Valencia, Botella tenía un papel relevante en la comisión de Interior de la cámara, donde compartía turno con el que era portavoz del partido, Antonio Trevín.
Aunque la gestión al frente de la Secretaría de Estado no ha sido puesta en cuestión, fuentes del entorno del departamento aseguran a Efe que Marlaska no ha tenido especial «feeling» con Botella y ha preferido ahora que sea su jefe de gabinete, Rafael Pérez, quien asuma el motor de Interior. Es de Córdoba, joven (nació en 1981) y juez.
La destitución al frente de la Guardia Civil de Félix Azón, también juez, era la más previsible, toda vez que las relaciones del ministro no han sido del todo buenas ni con el propio director ni con los mandos del instituto armado.
Varios han sido los desencuentros, que no tardaron en llegar cuando Marlaska se hizo con la cartera de Interior en junio de 2018 como la destitución del que fuera coronel de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil Manuel Sánchez Corbí.
Corbí había sido condenados de torturas, pero no fue este el motivo de su relevo, sino que no informara previamente al ministro del correo electrónico que envió a las distintas unidades en el que informaba de que se había agotado la caja de fondos reservados de la UCO, por lo que se suspendían las actividades vinculadas con esa partida. Su cese fue fulminante.
Pero si algo molestó a los mandos del instituto armado fue que el puesto de jefe del Gabinete de Coordinación y Estudios de la Secretaria de Estado de Seguridad recayera en un policía, en concreto en el comisario José Antonio Rodríguez González, cuando en años anteriores ostentaba este puesto un guardia civil.
Las fuentes consultadas no descartan que en la destitución de Azón haya pesado también la operación de la Guardia Civil contra miembros de los Comités de Defensa de la República (CDR), toda vez que el ministro no había sido informado de la envergadura del asunto. La redada, con nueve detenciones y siete encarcelamientos, se ha desinflado cien días después.
No se mueven de Interior por el momento, además de los citados, la subsecretaria, Isabel Goicoechea; el director de la Policía española, Francisco Pardo; el director de Tráfico, Pere Navarro, y el de Protección Civil, Alberto Herrera.