Ni se discutirá la autodeterminación ni la amnistía para los presos y los exiliados políticos. Estas son las líneas rojas que el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, trasladó a Quim Torra en la reunión que mantuvieron ayer en el Palau de la Generalitat.
Según Sánchez, la mesa de diálogo que iniciarán la próxima semana ambos ejecutivos está planteada para «buscar soluciones y explorar mejoras en el autogobierno de Catalunya», pero dentro del actual ordenamiento jurídico, aludiendo veladamente a la Constitución del 78. Una exigencia que contrasta con la demanda de Quim Torra, que en su alocución recordó que la mesa tiene que servir para «resolver un conflicto que subyace en voluntad de la sociedad catalana de decidir libremente su futuro mediante un referéndum de autodeterminación». Con esta disparidad de argumentos se encara un diálogo que algunas voces ya auguraban, ayer mismo, muy poco recorrido.
Encuentro de Estado
La reunión entre Quim Torra y Pedro Sánchez buscaba recuperar la cordura y trasladar una imagen acorde con la altura del momento por el cual atraviesan las relaciones entre Catalunya y el Estado español. Más aún después de los reproches mutuos y la negativa de Sánchez a coger el teléfono a Torra tras la sentencia del Tribunal Supremo y los posteriores comicios al Congreso de los Diputados celebrados el 10 de noviembre.
Para ello, el presidente de la Generalitat recibió a Sánchez a la entrada del Palau junto al Pelotón de Gala de los Mossos d'Esquadra, atravesaron el Patio de Carruajes para acto seguido situarse delante de la escultura de mármol “El desconsol” (El desconsuelo), del artista modernista Josep Llimona, que dibuja perfectamente el estado de ánimo en que se encuentra la población catalana a causa de la represión política.
El siguiente paso fue subir la pomposa escalera que conduce a la Galería Gótica, dónde tuvo lugar la reunión, mientras de fondo se escuchaban los gritos de “Llibertat!” que un centenar de personas lanzaban alrededor de una plaza de Sant Jaume tomada por un amplio dispositivo policial.
Pasada la reunión, ambos mandatarios solo coincidieron en resaltar el ambiente de concordia institucional. Así lo manifestó Pedro Sánchez al inicio de su comparecencia: «Había que retomar la senda del respeto mutuo, pues llevamos una década de desencuentros que ha llevado al hastío de la ciudadanía». También Torra se felicitó por la reunión con Sánchez, cuya última visita en Catalunya fue para reunirse con los operativos policiales que cargaron en las protestas que se sucedieron a raíz de la sentencia del Supremo contra los líderes del Procés, en octubre pasado. Torra calificó de «sereno y cordial» el encuentro aunque avisó sin ambages que «ahora hay que pasar a los hechos».
Oídos sordos a la vista
Sánchez y Torra confirmaron la distancia de partida con la que formulan el diálogo que se activará gracias a la mesa surgida del pacto entre ERC y el PSOE. Una mesa con la cual el Gobierno español de coalición plantea llevar el documento que, bajo el título “Agenda para el reencuentro”, incluye 44 propuestas a debatir y que, en su primer capítulo, incorpora la «búsqueda de soluciones en el marco de la ley y el respeto a la seguridad jurídica». Para Sánchez, «Catalunya y España tenemos retos comunes que hemos de encauzar codo a codo», entre los cuales destacó el cambio climático, la revolución digital, la mejora de la financiación o el apoyo a los servicios públicos.
Quim Torra, por contra, advirtió de que la mayoría de estos puntos son incumplimientos que el Estado arrastra con Catalunya y que, pese a su importancia, no son el objeto de la mesa creada para resolver el conflicto. Según el president de la Generalitat, «las cuestiones a tratar tienen que ver con la soberanía, es decir, respetar la voluntad del pueblo catalán expresada a través de un referéndum validado por la comunidad internacional».
En una clara disonancia de enfoques, Sánchez invocó al diálogo y a buscar salidas a una agenda llena de demandas que hace 10 años planteó la Convergencia de Artur Mas, mientras Torra prefirió ser más directo y en su tramo final sentenció: «No podemos engañar a la ciudadanía, hay que ser honestos e ir a la raíz del conflicto: el mismo que tiene Escocia con el Reino Unido».
Podemos aplaude y el PP amenaza a Sánchez
El líder del PP, Pablo Casado, volvió a amenazar al presidente español, Pedro Sánchez, con llevarlo ante la Justicia si «cede ante los separatistas». Criticó que el gobernante español acudiese a Barcelona «a rendir pleitesía» al president, Quim Torra.
«Este Gobierno ya no engaña a nadie y funciona con la respiración asistida de una bomba de oxígeno que es separatista», añadió. Para Casado, el encuentro de ayer «es una estación más en la escapada del PSOE desde el bloque constitucionalista hasta las tesis del separatismo, en un auténtico proceso de colonización de instituciones democráticas para complacer a sus socios independentistas».
En la misma línea, el presidente de Vox, Santiago Abascal, rechazó «una reunión entre un presidente ilegítimo y un presidente ilegal» e insistió en ilegalizar partidos soberanistas.
Unidas Podemos, por su parte, celebró a través de las redes este primer contacto entre Sánchez y Torra y aseguró que resolver el conflicto catalán «por la vía del diálogo» ha sido, «desde el principio», la apuesta de la formación morada. Pablo Iglesias, secretario general del partido y vicepresidente segundo del Gobierno, observó «una nueva oportunidad» en el camino abierto ayer y reclamó «inteligencia y empatía». GARA