El estado de alarma sanitaria no ha acabado con los malos olores de Sader, alertan los colectivos vecinales de Zorrotza, que aseguran que algunos días han sido «insoportables». «El pasado lunes, por poner un ejemplo, fue insoportable –insisten… y algunas noches es increíble. Da la sensación de que aprovechan la noche».

Se da el caso de que, en pleno confinamiento, algunos residentes optan por abrir lo menos posible las ventanas para ventilar sus casas, por el olor. Sader y Profersa están a escasos 100 metros de las viviendas más próximas. Antes de esta situación de excepción provocada por el coronavirus han sido más de una las denuncias de personas que paseaban junto a la Ría, quejándose del olor y de que «notaban que algo les quemaba la garganta».

Cansados de que ni la alerta sanitaria haya terminado con las emanaciones, el domingo se movilizarán. Será una cacerolada a las 12.00. «Este problema no nos afecta solo a quienes vivimos en Zorrotza, el humo de Sader alcanza a otros barrios de Bilbao como San Inazio, Ribera de Deustu, Olabeaga, Basurto... y también a Burtzeña y Gurutzeta, en Barakaldo», advierten.

Reivindicación histórica

Las denuncias por emisiones contaminantes y la escasa calidad del aire en Zorrotza no son nada nuevo. «Nos están envenenando poco a poco», destacan los vecinos, que apuntan a que, aunque hay varias empresas que generan problemas como Sader y Profersa, las estaciones de control de la calidad del aire, ubicadas en el barrio y en Elorrieta, «están fuera de servicio desde hace mucho tiempo».

En un informe elaborado recientemente la Coordinadora de Grupos de Zorrotza cita a compañías problemáticas como Zabalgarbi, Producción de Fertilizantes SA (Profersa) que está en Sader, la propia Sociedad Anónima de Descontaminación y Eliminación de Residuos (Sader), Sebería Bilbaína, Bilbaína de Alquitranes, así como la planta de TMB y vertedero de Artigas.

En 2018, el Ejecutivo de Lakua presentaba un plan de mejora de la calidad del aire de Bilbo, que los colectivos ciudadanos consideran que no ha tenido repercusión en su barrio. Un hito más que no ha tenido consecuencias, como los diversos pronunciamientos que ha habido desde 1986 para que la contaminación y malos olores de Sader desapareciesen.

En 2011, tras movilizaciones vecinales, se comenzó a hablar del traslado de la planta, que se materializó en setiembre de 2015 en un convenio entre la compañía y el Consistorio bilbaino. La empresa dedicada al tratamiento y recuperación de residuos industriales iba a abandonar Punta Zorrotza, en el segundo semestre de 2018, a cambio de una indemnización de 2,7 millones de euros para reanudar su actividad en unos terrenos del puerto exterior, en Zierbena.

Finalmente, ese traslado no se ha producido mientras las molestias continúan. Los vecinos siguen exigiendo un estudio epidemiológico para saber cómo les afectan las emisiones contaminantes pero no hay respuesta institucional.