Todos los lunes a las 12.00 «nos haremos ver y oÍr», ha señalado el Movimiento de Pensionistas de Bizkaia, realizando un llamamiento para que la ciudadanía proteste desde ventanas y balcones en demanda de una atención sanitaria digna y en contra de que se pueda hacer «negocio» con la sanidad y la atención a la dependencia.
Defiende este colectivo que la economía debe tener como función «satisfacer las necesidades colectivas y personales, y no el enriquecimiento de unos pocos». En este sentido, exige que no se utilice la pandemia «para rebajar salarios, empeorar condiciones de trabajo y hacer recortes en prestaciones y servicios públicos».
En este sentido, pone especial hincapié en la situaciones de las residencias de personas mayores, para las que demandan la dotación «de los medios sanitarios preventivos y asistenciales necesarios para atenderlas dignamente». Así, muestra su apoyo «a las reivindicaciones demandadas por las asociaciones de usuarios». «Nadie debe morir porque los recursos necesarios para evitarlo no lleguen a tiempo», subraya.
Empresas hidroeléctricas
El Movimiento de Pensionistas de Bizkaia extiende sus críticas al sector eléctrico y gasístico, cuyas cinco corporaciones más importantes «han asegurado que este 2020 repartirán entre sus accionistas 5.500 millones de euros en dividendos». «En situaciones como la actual, en la que se está incrementando la pobreza energética, lo que deberían hacer es condonar el pago a las personas que no pueden abonarlo y destinar a las haciendas públicas al menos el 50% de dichos dividendos, con destino a la sanidad y los servicios sociosanitarios públicos».
Apuesta, del mismo modo, por que «los gobiernos adopten las decisiones políticas y económicas necesarias para que en la crisis, y tras ella, las personas puedan acceder a unas condiciones de vida dignas mediante el empleo de calidad, pensiones dignas, servicios públicos universales y prestaciones suficientes».
Por último, recuerdan los pensionista de Bizkaia que van a continuar apoyando desde ventanas y balcones a los profesionales sanitarios, asistenciales y de servicios especiales «que están poniendo en riesgo su vida», y muestran su «solidaridad» con aquellas personas «que han perdido un ser querido y las que están sufriendo los efectos de esta situación, especialmente en la soledad de sus casas o residencias».