Asier Illarramendi podría convertirse en el principal refuerzo para el final de temporada si finalmente se reanuda la liga, ya que se ha recuperado de una lesión que le ha impedido jugar ocho meses y se ve en condiciones ya de ejercitarse con el resto de la plantilla.

«Fueron dos lesiones graves, en muchos entrenamientos ya entrenaba con molestias y, a pesar de se trabajaba mucho, no siempre iba como yo quería. Tras lesionarme en Bilbo tuve que dejar el fútbol de lado para trabajar en el gimnasio pero ahora estoy bien y espero estar pronto en el campo a tope», ha afirmado en una conversación mantenida con el profesor de spining Ibon Zugasti, con el que ha estado trabajando la plantilla realista y el propio jugador, difundida por la web del club.

El futbolista de Mutriku ha sufrido dos intervenciones quirúrgicas en los últimos meses y 2019 fue su peor año como profesional, tras padecer una lesión muscular grave en febrero, otra dolencia en el derbi en San Mamés en su tobillo que le llevó al quirófano en septiembre y, nuevamente en octubre, tuvo que pasar por el hospital a retirar un tornillo y realizar una limpieza de la zona dañada.

«Me dijeron que serían dos meses de baja pero luego en la operación vieron que tenía más cosas y así he estado muchos meses fuera de los terrenos de juego pero confío en que sea la última lesión y tras el confinamiento estar con el resto de compañeros en el campo», espera el centrocampista guipuzcoano.

La final de Copa ante el Athetlc es ahora la principal ilusión para Illarramendi, que se habría perdido posiblemente esa cita de haberse disputado cuando correspondía (18 de abril), por lo que reconoce que la suspensión le ha permitido mejorar su nivel.

«Empecé los entrenamientos con el equipo a un mes de la final cuando todos estaban a tope y seguramente me habría costado mucho ir convocado y jugar», ha comentado Illarramendi, que se muestra ahora confiado en que «al final podamos disputar esa final aunque nos tienen que decir cómo será».