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PARÍS

Edouard Philippe: «Los franceses podrán irse de vacaciones en verano dentro de Francia»

El Estado francés computa ya más de 27.000 muertos y 140.000 contagios por covid-19. La curva baja, pero todavía no lo hace lo suficiente como para «tomarse unas vacaciones». El consejo de los epidemiólogos y las llamadas a la desescalada prudente que repiten las autoridades sanitarias contrastan con el mensaje de un primer ministro animando a la ciudadanía a reservar plazas hoteleras.

Selfies y primer bronceado tras el fin del desconfinamiento en la playa occitana de Narbona. (Eric CABANIS/AFP )
Selfies y primer bronceado tras el fin del desconfinamiento en la playa occitana de Narbona. (Eric CABANIS/AFP )

El primer ministro francés, Edouard Philippe, ha hecho este jueves toda una declaración de intenciones. «Los franceses podrán irse de vacaciones este año en Francia» ha asegurado, para invitar después a la ciudadanía a hacer reservas para «julio y agosto».

No se ha cumplido ni una semana de la desescalada prudente y progresiva que anunció el propio Philippe y el líder del Ejecutivo galo ya ha pisado el acelerador.

Bien es cierto que se dirigía a un público que presiona con fuerza, el sector turístico, al que el Gobierno de Emmanuel Macron promete apoyar con un plan de 18.000 millones de euros entre ayudas directas, préstamos garantizados y exoneraciones fiscales.

Hace hoy una semana, Philippe comparecía con la plana mayor de su Gobierno y un mapa en rojo y verde a sus espaldas.

El este y norte del Estado francés se quedaban a la espera de que los balances sobre el covid-19 arrojaran mejores cifras, mientras que los departamentos restantes daban el 11 de mayo el primer paso en el proceso de descofinamiento.

Philippe ha obviado este jueves las diferentes situaciones que se dan en cada territorio.

De hecho, el primer ministro no ha dudado en aseverar que «excepto casos muy localizados» el conjunto de los ciudadanos del Hexágono «podrán hacer vacaciones dentro de Francia», lo que da a entender que ese movimiento limitado a los departamentos, que se ha puesto en marcha en los territorios en verde –caso de Ipar Euskal Herria– hace unos días podría dar paso en los meses de verano a un tránsito de ciudadanos a mayor escala.

No es de descartar que, como ha pasado tantas veces en esta crisis, en función de la reacción mediática el Gobierno matice sus planes y vuelva a la escala departamental.

En esa escala se situaba hasta ahora, no ya el Ejecutivo de París, sino sus voceros locales.

El prefecto de Pirineos Atlánticos, Eric Spitz, sin ir más lejos, explicaba que los vecinos de Pau podrían alojarse en Ezpeleta, poniendo una imagen a un turismo de corta distancia.

Han sido también reiterados los mensajes para animar a los parisinos «a conocer las bellezas que se esconden a solo unos kilómetros de la capital».

De no mediar matización posterior, el anuncio de Philippe da a entender que el Gobierno francés ha decidido meter la quinta velocidad, todo con tal de ayudar «a un sector puntero de la economía que afronta hoy la peor adversidad de su historia» .

Como el propio primer ministro se ha encargado de recordar el turismo genera casi el 8% del PIB francés, y de esa actividad dependen unos 2 millones de empleos directos e indirectos.

Una decisión de abrir las puertas a una temporada vacacional con desplazamientos a escala hexagonal tendría sin duda implicaciones económicas, pero también generaría grandes dudas sanitarias, en zonas con fuerte presión turística, como Euskal Herria, Bretaña o Corsica.