Alas 10 de la mañana del pasado domingo, 14 de junio, entraba en las redes una noticia de “La Razón” con el titular :«Felipe González ha acordado la creación de un grupo de mercenarios para combatir fuera de la ley a terroristas». A lo que añadía que «la CIA investigó los atentados de los GAL a mediados de los años 80. Una serie de documentos desclasificados de la agencia estadounidense aportan más información de los primeros atentados del grupo terrorista».
La noticia pasó prácticamente desapercibida hasta que sobre las 16.00 del mismo domingo NAIZ se hizo eco de ella, abriéndola así a una audiencia más sensible a las tropelías de los GAL y la impunidad con las que se perpetraron.
Algunos análisis apuntan a que Carles Puigdemont retuiteó la información de @naiz_info una hora después y la expandió entre el independentismo catalán, incrementado así su difusión en ámbitos sensibles a los efectos de la guerra sucia practicada por el Estado español.
En definitiva, la noticia se hizo viral el domingo en las redes a partir de su publicación en NAIZ y al día siguiente saltó al quiosco en GARA, siendo este diario prácticamente el único que lo llevó a su primera página.
El lunes al mediodía, la noticia de las acusaciones de la CIA a Felipe González todavía permanecía latente hasta que Euskadi Irratia y este diario le preguntaron sobre la misma a Arnaldo Otegi, coordinador general de EH Bildu. Su respuesta –combinando la denuncia de los hechos, la crítica a las bases de la «llamada transición» y enfocando la atención sobre al escaso eco que había tenido que la CIA señalara que el presidente de un Gobierno europeo había decidido crear una trama criminal para matar gente y la había matado– abrió la puerta a que grandes medios convencionales, más allá de las redes, hablaran del tema. El siguiente gran paso se dio la tarde del lunes cuando EH Bildu anunció que iba a pedir la comparecencia de Felipe González en el Congreso y comisiones de investigación en esta cámara y el Senado.
Los documentos desclasificados por la CIA no son recientes y que los pusiera a circular “La Razón” y lo recogiéramos medios ideológicamente tan opuestos al dirigido por Francisco Marhuenda ha dado lugar a varias teorías conspiranoicas. Hay quienes, como el diputado de Unidas Podemos, Roberto Uriarte, apuntan en Twitter que «la CIA no da puntada sin hilo. Un movimiento que no va contra el Sr. X., sino contra la unidad de las izquierdas, que también pretende dinamitar el Sr. X». Según esta lectura de la historia, en 1984 la CIA hizo un informe pensando que en un futuro lejanísimo Pedro Sánchez y Pablo Iglesias formarían un gobierno de coalición, que tendría a Felipe González como talón de Aquiles. Y en 2017 esos documentos se abrieron al público en una web, también urdiendo ya un sabotaje a este gobierno entre PSOE y UP.
Pese a quienes creen que nada se escribe en un medio sin una planificación anterior hondamente meditada y el consejo de un Sanedrín externo, lo cierto es que muchas veces la realidad suele ser mucho más pedestre. La noticia sobre la CIA, los GAL y Felipe González no tuvo ninguna relevancia en la edición de papel de “La Razón” en todo el fin de semana, sino que su hueco estuvo en la edición digital. No descarten que su autor se topara con esos documentos desclasificados por alguna casualidad o recordara haberlos visto años antes y encontrara en ellos la justificación de su jornada laboral de ese día.
En todo caso, eso ya es indiferente, puesto que la pieza de “La Razón” apenas tuvo eco hasta que alguien en NAIZ la vio y le dio una nueva circulación en su propia plataforma. ¿Por qué? Probablemente se acordó de que los GAL habían matado por esas fechas (30-3-1985) a Xabier Galdeano, uno de los creadores de “Egin”, y mantenía en la memoria la muerte de Josu Muguruza a tiros en Madrid el 20 de noviembre de 1989. Seguro que pensó que cualquier circunstancia es buena para seguir reclamando «verdad, justicia y reparación» para las víctimas de una trama criminal, que han visto que sus victimarios contaban con la más alta protección de los poderes del Estado. Los pocos condenados fueron indultados.
En Euskal Herria la memoria sobre los GAL&punctSpace;es muy distinta a la implantada en el Estado español, pero en esta ocasión las condiciones políticas –existencia de un grupo parlamentario de EH Bildu en el Congreso– han permitido que la cuestión desbordara nuestras fronteras, obligando a posicionarse a partidos de ámbito estatal.
EH Bildu consiguió la firma de PNV, ERC, Junts, CUP y BNG para registrar la petición de una comisión de investigación sobre Felipe González y los GAL en el Congreso, y mientras el expresidente del Gobierno calla, el viejo PSOE ha sentido la llamada interior de salir en su defensa. Guillermo Fernández Vara, Emiliano García Page, Susana Díaz y Margarita Robles, pero también Adriana Lastra, han puesto en valor que González «modernizó España», como si montar un grupo criminal fuera una minucia o, según la actual portavoz parlamentaria, fueran causas «juzgadas y sentenciadas». Las víctimas del GAL ya se encargaron de recordarle que eso no es cierto.
Da la impresión de que en el PSE han sentido durante la semana la necesidad de afrontar las acusaciones desde otro punto de vista. Quizá porque sea difícil quejarse de unas pintadas cuando ahora te vuelve a salpicar la sangre de varios atentados aunque sean del pasado, pero de ese mismo pasado que echas en cara a otros.
Primero dio un paso el delegado del Gobierno español en la CAV, Denis Itxaso, quien escribió en Twitter que «el GAL nunca debió suceder y sólo contribuyó a causar dolor y alimentar el ojo por ojo. La defensa de los DDHH no es creíble si no es integral y coherente. Desde la legitimidad que nos da haber enterrado a compañeros, volvemos a afirmar que el GAL fue un gran horror y un gran error». Obvió definir quién fue el causante de ese «gran horror y gran error» que «nunca debió suceder», que es lo que vuelve a estar sobre la mesa. Pero es un avance teniendo en cuenta que uno de sus antecesores, Julen Elgorriaga, fue condenado a 71 años de cárcel por el secuestro y muerte de Lasa y Zabala, y que Ramón Jáuregui dejó escrito que «alguien les está pagando con su misma moneda» después de que varios refugiados fueran tiroteados.
Más valiente ha resultado el secretario general del PSE de Gipuzkoa, Eneko Andueza, quien afirmó que el PSOE debe decir «basta ya» a Felipe González y añadió que si su partido «tiene algo que ver con eso [el GAL] , lo que haya hecho que lo pague».
Pero quien no ha hablado en ninguno de sus actos diarios ha sido la candidata a lehendakari, Idoia Mendia, que el viernes tuvo uno de ellos junto a Ramón Jáuregui.
Si Mendia ha guardado silencio, un silencio sospechoso, más le hubiera valido al portavoz de Unidas Podemos, Pablo Echenique, haber estado también callado, antes de decir que se opondrían a la comisión de investigación porque «todo el mundo sabe» lo que ocurrió y no se van a dejar «distraer» sobre su agenda social.
Las palabras de Echenique, que es evidente que mantiene una visión madrileña de la política, cayeron como un jarro de agua fría (o quizá de agua hirviendo) sobre su propio partido en Euskal Herria. Las reacciones no se hicieron esperar. Tomaron la iniciativa exdirigentes situados ahora en el sector crítico del partido, pero también saltaron los afines a Pablo Iglesias. Elkarrekin Podemos hizo público un comunicado y la ex candidata a lehendakari, Pili Zabala, expresó su desazón.
Finalmente, Unidas Podemos rectificó el viernes por la tarde, a través de un medio tan llamativo como un hilo de tuits de Pedro Echenique, en el que anunció el apoyo a la comisión de investigación, aunque sigue viendo intereses espurios tras todo esto, también de los impulsores de la iniciativa. Habla de electoralismo, pero también en su rectificación puede haber mucho de eso.
A una semana del inicio de la campaña se ha colado en el debate político un tema imprevisto. También al PNV le pilló inicialmente a contrapie e intentó la vía del «no hay nada nuevo». Pero es evidente que los jeltzales tienen una mayor capacidad de tomar el pulso al país que PSOE y Unidas Podemos, y se sumaron de inmediato a las iniciativas de EH Bildu en el Congreso. El GAL y el Sr. X han torcido las previsiones de campaña y mensajes de más de uno.