NAIZ

El presidente bielorruso reprime con dureza las protestas

Dos muertos, 250 heridos y 7.000 detenidos. Es el balance provisional de cuatro días de manifestaciones de protesta en Bielorrusia tras el anuncio de una victoria casi «a la búlgara» (80%) en las elecciones del domingo del presidente Lukashenko. Los países vecinos mueven ficha y evocan un «gobierno bielorruso en el exilio». Putin guarda silencio.

Mujeres protestan desde las aceras con flores por la represión policial. (Sergei GAPON-AFP)
Mujeres protestan desde las aceras con flores por la represión policial. (Sergei GAPON-AFP)

Las autoridades bielorrusas confirmaron ayer la muerte de un segundo manifestante en un hospital de Gomel (sur) quien, según la versión oficial, fue arrestado el domingo por participar en una «manifestación ilegal» y cuyo estado de salud «empeoró súbitamente» cuando estaba detenido.

Con la muerte de este joven de 25 años son dos las víctimas mortales en las protestas tras las presidenciales del domingo, cuando, según la oposición, otra persona murió atropellada por un coche policial en la capital, Minsk. El Gobierno asegura que un hombre murió cuando le explotó en la mano el artefacto explosivo que iba a lanzar.

La Policía bielorrusa ha confirmado que usó fuego real para dispersar las protestas en Brest (sudoeste).

Alrededor de 7.000 personas han sido detenidas en cuatro días de protestas y los hospitales han recibido más de 250 heridos, la inmensa mayoría por balas de goma y granadas aturdidoras.

El Comité Helsinki de Bielorrusia, una ONG opositora de defensa de los derechos humanos, denuncia que nunca ha habido una represión tan violenta como la actual, ni siquiera en las protestas de 2010.

La Asociación de Periodistas de Bielorrusia ha denunciado los «ataques» de las fuerzas de seguridad contra informadores, la destrucción de sus equipos y la incautación del material grabado. Según sus datos, más de una veintena de periodistas siguen detenidos.

El aceso a internet est prácticamente bloqueado.  

El recién ratificado y «eterno» presidente de Bielorrusia –lleva en el poder desde 1994 y su victoria el domingo le permitiría seguir hasta 2025–, identifica a los manifestantes como «parados con un pasado criminal»

El Ministerio de Interior asegura que las movilizaciones de protesta se están desinflando a cada día que pasa.

Exilio

Muchos opositores han seguido el camino de la improvisada candidata unitaria de la oposición, Svetlana Tijanovskaya, y se han exiliado en la vecina Lituania, que comparte 680 kilómetros de frontera con Bilelorrusia.

Esposa de un bloguero y candidato a las presidenciales encarcelado, Serguei Tijanovskaya, no es la primera que huye –aduce que el lunes fue retenida durante horas por la Policía y que fue objeto de amenazas– y que obtiene asilo en el país báltico.

Su capital, Vilna, situada a solo 170 kilómetros de Minsk, alberga desde hace años la Casa Bielorrusa de los Derechos Humanos, otra ONG opositora, y una universidad bielorrusa en el exilio financiada por la UE.

¿«Gobierno en el exilio»?

Junto con Lituania, Polonia y Letonia, que comparten asimismo frontera con la Rusia Blanca (Bielorrusia) y acogen a exiliados de ese país, urgieron a la UE a que exija, bajo la amenaza de sanciones, la formación de un «Consejo Nacional» que reuniría a representantes del Gobierno bielorruso y de la sociedad civil.

En este contexto, Vilna, Varsovia y Riga están dejando que la oposición lance el globo sonda de un «gobierno bielorruso en el exilio» avalado por Occidente.

El presidente bielorruso acusa a Rusia, Polonia, Ucrania y República Checa de instigar las protestas. Praga ha convocado al embajador bielorruso para protestar contra esas acusaciones.

En una entrevista para Radio Liberty, la célebre escritora Svetlana Alexievitch, única bielorrusa distinguida con el Nobel de Literatura, acusa al presidente Lukashenko de llevar al país «al abismo» y le insta a que deje el poder.