Este viernes, a tres días de la vista en París que iba a revisar la condena en 2010 a Josu Urrutikoetxea y que ha sido aplazada, 225 personalidades internacionales han dado a conocer una interpelación pública al Estado francés en favor del militante vasco.
El texto lleva la firma de protagonistas principales de conflictos como el irlandés (Gerry Adams, Harold Good), de auspiciadores del proceso vasco (Brian Currin, Pierre Joxe, Alberto Spektorowski, Raymond Kendall...) y también de electos en instituciones de París, Madrid o europeas, además de otros nombres muy referenciales como Noam Chomsky.
Los firmantes recuerdan que los hechos que se imputan a Urrutikoetxea en esta causa «cubren los periodos de 2005 a 2007 y de 2011 a 2013, durante los cuales estaba en Ginebra y en Oslo para negociar con el Estado español –a petición de este– con el apoyo técnico del Gobierno francés y la protección diplomática de los estados suizo y noruego, países anfitriones».
«Por estos motivos la situación actual de Josu Urrutikoetxea es simplemente inaceptable. Convertirlo en acusado es simplemente inaceptable. Convertirlo en acusado es penalizar a un artesano de la paz encerrándolo en un pasado histórico marcado por intensos antagonismos», continúan.
«Sin olvidar por supuesto el sufrimiento y las tragedias causadas por la violencia de ambos lados», exponen que «criminalizando a este hombre que supo, desde los años 80, entrever un horizonte pacificado y luego negociar la paz, Francia criminaliza implícitamente a todas y todos los negociadores y pone en peligro el conjunto de los procesos de paz en marcha y por venir».
Urrutikoetxea ya subrayaba en una entrevista ayer jueves a la revista ‘Marianne’ que esta persecución vulnera «todas las normas diplomáticas» en materia de resolución de conflictos.
«Los halcones vuelven»
La declaración internacional apunta que el suyo no es un caso único en el mundo; evoca el procesamiento en India al negociador Yasin Malik en el conflicto en Cachemira, las actuaciones de Colombia contra los protocolos de seguridad establecidos con FARC y ELN o «el proceso de paz en Kurdistan barrido de un plumazo por el Gobierno autócrata de Turquía. Es una evidencia de que los halcones vuelven a actuar otra vez contra la voluntad de los pueblos de vivir en paz».
Tras todo ello, los firmantes remarcan «nuestro indefectible apoyo a todas y todos aquellos que erigen el diálogo como medio de resolver conflictos» y recuerdan a los estados que «su deber imperioso es ofrecer garantías jurídicas permanentes a aquellas y aquellos que se comprometen con la difícil vía del diálogo por la paz. Es indispensable que en Francia ese imperativo se traduzca en medidas efectivas», concluyen.