Joe Biden ha firmado esa frase con su nombre y ha acabado con la fecha de hoy: el 3 de noviembre de 2020, el día en el que EEUU decide entre él y el actual presidente y candidato republicano, Donald Trump.
«Acabo de firmar detrás de un cuadro en el salón», ha dicho Biden a la prensa al salir de la vivienda, de tres pisos y que en el jardín lucía unos carteles a favor de su candidatura y de la senadora Kamala Harris, que podría convertirse en la primera mujer en alcanzar la vicepresidencia.
Fuera de la vivienda se han concentrado unas 130 personas que han aplaudido y coreado al líder demócrata mientras se protegían con mascarillas y agitaban pancartas con los nombres de Biden y Harris.
Biden ha acudido a la casa de su niñez acompañado de sus dos nietas y ha confesado que, al visitar ese lugar, no ha podido evitar pensar en su madre, que murió a los 92 años en 2010.
El que fuera vicepresidente con Barack Obama (2009-2017) se crió en el seno de una familia católica, es el mayor de cuatro hermanos y, durante toda la campaña, se ha referido en varias ocasiones a sus raíces y su experiencia creciendo en Scranton, una localidad obrera del noreste de Pensilvania.
Biden, su esposa y sus dos nietas han comenzado el día con una visita a la iglesia de Saint Joseph, en el valle de Brandywine, la iglesia a la que la familia suele asistir a misa los domingos cuando se encuentra en su casa de Wilmington (Delaware).
Después, los cuatro han visitado la tumba de uno de los hijos del exvicepresidente, Beau, que murió a los 46 años por un tumor cerebral y quien durante años había animado a su padre a competir por la Casa Blanca.
Biden tiene previsto pasar el resto de la jornada en Pensilvania, para luego regresar a su casa de Wilmington (Delaware) a esperar los resultados de las elecciones.