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Hosteleros de Bizkaia: «Si el cierre era una opción, tenía que haber un plan de contingencia preparado»

El gerente de la Asociación de Hosteleros de Bizkaia, Héctor Sánchez, ha remarcado que para volver a abrir en diciembre, como argumentó ayer el lehendakari Urkullu, «hay que pasar noviembre, y desde luego, sin ayudas y compensaciones, muchos no llegarán».

Una terraza recogida en Durango. (Aritz LOIOLA / FOKU)
Una terraza recogida en Durango. (Aritz LOIOLA / FOKU)

El lehendakari Urkullu apuntó ayer que las medidas que entrarán en vigor este sábado, entre otras el cierre total de la hostelería, tienen como objetivo frenar la pandemia para «poder llegar a las Navidades en las mejores condiciones posibles».  

Al respecto, el gerente de los Asociación de Hosteleros de Bizkaia, Héctor Sánchez, ha augurado que «si no hay unas compensaciones, un plan de rescate contundente, las consecuencias van a ser muy graves», ya que muchos establecimientos no van a poder resistir que se baje de nuevo la persiana durante varias semanas.

«Si el cierre era una opción, tenía que haber un plan de contingencia preparado. Decir ahora que las instituciones adoptan el compromiso de ayudar… para cuando se ponga en marcha la maquinaria administrativa y lleguen al destinatario, hay que aguantar, y eso va a estar complicado», ha insistido.

El gerente de los hosteleros vizcainos ha criticado que se ponga el acento en un sector que «ha cumplido con las normas. En estos meses no ha habido un control exhaustivo sobre las reuniones privadas, sobre el botellón, las lonjas juveniles, ámbitos privados de ocio en los que ha se ha hecho de todo, y al final es el sector de hostelería el que paga las consecuencias».

Sin préstamos

También ha denunciado que los bancos y Elkargi no les están dando préstamos: «Los bancos hacen un análisis de riesgos y evidentemente la cuentas de explotación de las empresas hosteleras no cumplen los ratios. Eso en el caso de que nos miren, porque ahora vas al banco, dices soy hostelero y nos dicen que con gente como tú no queremos trabajar, porque somos de mucho riesgo».

Además de lo económico, este cierre supone «un golpe moral, anímico. Volvemos a lo mismo, no sabemos cómo se va a salir, y eso pesa mucho en las ganas de seguir empujando negocios que lo tienen complicado».

Sánchez ha lamentado que incluso a la hora de anunciar el cierre el Gobierno de Lakua haya tenido «poca sensibilidad», porque bares y restaurantes han hecho las compras para el fin de semana «y ahora tienen que tirarlo. Si me justifican que por esperar hasta el lunes se van a salvar vidas, lo puedo entender, pero una vez más se avisa con 24 horas. ¿No podían esperar al lunes?».