Maddi Txintxurreta

Europa no hace lo suficiente: el cambio «sistémico» contra la crisis climática vendrá de la izquierda

Los ponentes que han participado en las jornadas sobre el cambio climático organizadas por EH Bildu han advertido de que las políticas europeas para la transición ecológica pueden llegar a ser «contradictorias» y, en muchos casos, insuficientes.

Gillian Martyn en pantalla y, al fondo, Pernando Barrena moderando la mesa sobre el cambio climático. (EH BILDU)
Gillian Martyn en pantalla y, al fondo, Pernando Barrena moderando la mesa sobre el cambio climático. (EH BILDU)

Cinco representantes de la Unión Europea han hablado sobre aciertos, contradicciones y desventajas de las políticas climáticas europeas en la última mesa redonda este viernes de las jornadas ‘Transformarse o Colapsar’ que EH Bildu y el eurogrupo parlamentario GUE/NGL han organizado con el fin de analizar los efectos de la crisis climática.

Lynn Boylan, senadora en Irlanda por el Sinn Féin, ha sido la más crítica con las medidas adoptadas por la Unión Europea para frenar el cambio climático y sus efectos. Ha puesto sobre la mesa las «contradicciones» de las políticas verdes, como el Green New Deal, por la visión meramente «utilitaria» que tiene Europa respecto a la naturaleza. Boylan considera que las mismas políticas contra en cambio climático pueden llegar a ser nocivas para la biodiversidad y, por lo tanto, impulsoras, a un segundo nivel, de la crisis climática que se quiere combatir.

«Muchas políticas destruyen la biodiversidad en vez de ayudar a mitigar los gases de efecto invernadero. Tenemos que basar la política agrícola en la autosuficiencia, no en la sobreproducción», ha propuesto la senadora.

También ha subrayado la importancia de saber usar correctamente los fondos europeos, sin dejar de tener como objetivo el cambio del modelo económico que no solo medirá el éxito con criterios económicos. «Hay que salir del ciclo actual, una manera de crear empleos nuevos sería centrarnos en la economía de cuidados. Hay que invertir en enseñanza, cuidado de dependientes, etcétera», a manifestado.

Lynn Boylan ha agregado de que hay margen para «hacer muchísimo más» en materia de políticas verdes, pero advierte de que, a menudo, «las propias instituciones son las que obstaculizan» estos cambios. «Los partidos de izquierdas tienen que movilizarse en pos del cambio sistémico para frenar el cambio climático».

Menos y mejor transporte

El exmiembro del Parlamento Europeo Jens Holm ha centrado su discurso en la necesidad de reducir el CO2 proveniente del sector de transporte, ya que este es, ha advertido, el principal factor de la crisis. «Existe una necesidad urgente de disminuir las emisiones en este sector», ha dicho.

En este sentido, considera que el plan de la Unión Europea de reducir un 60% de estas emisiones es «increíblemente bajo». En su opinión, deberían reducirse en un 70% para 2030, y ha puesto el valor el proyecto de París, que ha apostado por hacer de la capital francesa una ciudad de 15 minutos, prestando todos los servicios esenciales en un radio de un cuarto de hora a pie o en bicicleta.

«La izquierda debería luchar por menos y mejores transportes; o sea, por un cambio de comportamiento –ha advertido Holm–. Habrá que utilizar la técnica del palo y de la zanahoria, confiar en el mercado sería muy arriesgado».

Como posible solución para reducir las emisiones de CO2, el sueco ha propuesto endurecer la fiscalidad para el transporte de mercancías terrestres vía camiones e invertir en ferrocarriles.

Reducir la capacidad de las incineradoras

La mesa sobre las claves de las políticas europeas también ha aportado una visión más local de la mano del coordinador de concejales municipales de Dinamarca, Jesper Kiel. En su región, Svendborg, han apostado por aumentar en número de aerogeneradores terrestres y marítimos y «hoy, el 50% de la electricidad proviene de los aerogeneradores».

Ahora, su objetivo es aumentar su número para «en un futuro no muy lejano» llegar a cero emisiones de CO2.

Jesper Kiel ha mostrado también su preocupación por el método de la incineración de residuos. El año pasado Copenhage inauguró una incineradora «demasiado grande y costosa», al tiempo que varias regiones del país están apostando por reciclar más y quemar menos residuos y, por ello, no tienen residuos suficientes para alimentar las plantas incineradoras.

A su juicio, importar residuos de otros países no haría más que aumentar las emisiones contaminantes, así que aposta por reducir «paulatinamente» la capacidad de las incineradoras.

Finlandia también aspira a convertirse e un país neutro en carbono, según ha destacado el asesor del gobierno finlandés, Henri Purje. Ha destacado que «se puede hacer», que se pueden llevar a cabo varias acciones para frenar el cambio climático en un campo de juego donde las limitaciones son latentes, como es en Finlandia, donde los verdes comparten gobierno de coalición con socialdemócratas y liberales, algo que «limita mucho» poner en marcha políticas verdes.

Escocia mira con envidia

La parlamentaria escocesa Gillian Martyn, al principio de su intervención, ha apuntado que mientras algunos de los ponentes han criticado las políticas europeas, ella los oye con «envidia», pues a consecuencia del Brexit Escocia se va a ver fuera de los acuerdos europeos, y la política contra el cambio climático «no está entre las prioridades de Gran Bretaña».

Ha remarcado la necesidad de una transición justa en los sectores más contaminantes, como los del petróleo y el gas, y aprovechar los conocimientos de los trabajadores de estos sectores para que no pierdan sus empleos.