Juan Carlos de Borbón, anterior rey y padre del actual Felipe VI, no pagaba los impuestos que le correspondían, dejando de aportar a las arcas públicas españolas centenares de miles de euros.
Así lo ha reconocido de manera implícita al presentar este jueves una declaración para regularizar su situación fiscal, abonando un importe de 678.393,72 euros, incluyendo intereses y recargos, ha informado su abogado Javier Sánchez Junco.
«En cualquier caso S.M. el Rey D. Juan Carlos, continúa, como siempre lo ha estado, a disposición del Ministerio Fiscal para cualquier trámite o actuación que considere oportuno», añade la breve nota que ha hecho pública el letrado.
La presentación de esta declaración, cuatro meses después de abandonar el Estado español, está relacionada con el presunto el uso de tarjetas bancarias de las que se habrían beneficiado tanto él como algunos de sus familiares, y usarían fondos opacos del empresario mexicano Allen Sanginés-Krause.
Este asunto está siendo investigado por la Fiscalía del Tribunal Supremo en unas diligencias en las que también colabora el fiscal jefe Anticorrupción, Alejandro Luzón.
Esta línea de investigación sobre gastos realizados con efectivo y que no habían sido declarados a Hacienda se une a las otras dos ya abiertas al rey emérito, la primera por posibles comisiones procedentes del AVE a la Meca y la segunda por un posible blanqueo de capitales, con una cuenta de casi 10 millones de euros en la isla de Jersey.