Rusia ha enviado a la Organización Mundial de la Salud (OMS) la documentación de la segunda vacuna contra el covid-19 registrada en el país, EpiVacCorona, ha anunciado este miércoles la jefa sanitaria, Anna Popova.
«El 8 de diciembre se envió a la OMS la documentación de otra vacuna rusa. Se trata de la EpiVacCorona. Estamos esperando la decisión de la OMS» sobre su registro, ha dicho Popova en una conferencia sobre la lucha contra la covid-19 y otras enfermedades infecciosas, de acuerdo con la agencia Interfax.
La EpiVacCorona fue desarrollada en centro científico siberiano Véktor, dependiente de la Agencia rusa para la Defensa del Consumidor (Rospotrebnadzor), que dirige Popova.
Según sus creadores, la vacuna garantiza inmunidad al menos durante seis meses y puede ser administrada en varias ocasiones.
«Consideramos que se podrá aplicar a personas mayores y a pacientes con enfermedades crónicas», declaró Popova poco después de que la EpiVacCorona fuera registrada en octubre pasado por el Ministerio de Sanidad Rusia.
La vacuna, explicó, no provoca reacciones alérgicas, como se estableció en las pruebas con animales y personas, ya que ha sido elaborada a base de partículas del nuevo coronavirus sintetizadas artificialmente.
«Cerca de 1.000 personas han recibido esta vacuna en el marco de las pruebas clínicas y todos los voluntarios se sienten bien», dijo hoy Popova.
Polémica por la prohibición de alcohol
El anuncio coincide con la constatación de que la «ley seca» impuesta por las autoridades sanitarias antes, durante y después de las inyecciones de la primera vacuna del covid-19 ha irritado a los rusos en vísperas de las fiestas de Año Nuevo, tradicionalmente bañadas con vodka y champán.
«Por eso, ni antes, ni después, ni durante. Simplemente, nunca y en ningún caso», dijo taxativamente Anna Popova, jefa sanitaria rusa, sobre el consumo de alcohol para los interesados en vacunarse.
El anuncio ha sido recibido como un shock por muchos rusos, más aún cuando Popova también ha recomendado a la población no salir de casa el fin de año para no propagar el coronavirus.
Primero las autoridades hablaron de 42 días de abstinencia, es decir, tres semanas entre cada dosis de Sputnik-V y otras tres semanas después de la segunda inyección.
Pero Popova incrementó esta semana ese plazo a los 56 días, aduciendo que son necesarias, «como mínimo», dos semanas de preparación del organismo al impacto de la vacuna.
La medida va en línea con los hábitos sanos que promueve desde hace años el presidente ruso, Vladímir Putin, un gran aficionado al deporte que apenas consume alcohol en público.
La noticia coincidió con el inicio el pasado sábado de la campaña de vacunación contra la covid-19 en Moscú y en vísperas del comienzo de la inoculación «a gran escala» de la Sputnik V en todo el país ordenada por Putin, que comenzará a finales de esta semana, inicialmente entre sanitarios y profesores.
Y, además, choca con la creencia tradicional de una mayoría de rusos, según las encuestas, sobre que el consumo de alcohol, en general, y de vodka, en particular, refuerza el sistema inmunológico.
Las autoridades de varias regiones ya intentaron en vano introducir una ley seca en pleno confinamiento al comienzo de la pandemia en abril ante el aumento de la ingestión alcohólica.
Aunque la vacunación es voluntaria y gratuita para los rusos, las redes sociales arden, primero con los 42 días y después con el mes y medio de abstinencia forzosa.
«Jesucristo sólo ayunó durante 40 días y aquí son 42», comentó uno de los múltiples usuarios que se pronunciaron en las redes.
Algunos consideran un imposible cumplir con la recomendación sanitaria, y se preguntan si los únicos segmentos de la población que recibirán la vacuna son los niños y los ancianos, los que menos beben.
«Resumiendo, la mitad del país no es apta para la vacunación», indicó otro internauta.