Dabid Lazkanoiturburu
Nazioartean espezializatutako erredaktorea / Redactor especializado en internacional

Brexit: Pierde quien ganó, gana quien perdió

El premier británico, Boris Johnson, tras la firma del acuerdo. (Paul GROVER/AFP)
El premier británico, Boris Johnson, tras la firma del acuerdo. (Paul GROVER/AFP)

En estos tiempos de superficialidad política, hay que reconocer a Boris Johnson su maestría para vender como un éxito su trágala con la UE. Porque, aunque es cierto que el bautizado pomposamente como Acuerdo de Nochebuena consagra el adiós definitivo y pactado de Gran Bretaña tras 47 años de tumultuoso matrimonio con «el resto del Continente», no lo es menos que, deshojando las 1.246 páginas del texto y quitándole las escamas de ese 25% de capturas de pesca, mayormente escocesa, que se reserva Londres, el pacto implica la sumisión británica a la normativa europea en materia comercial.

Sí, la UE ha asumido que su Tribunal de Justicia –anatema para los brexiters– no tenga voz ni voto en los diferendos que, seguro, marcarán las relaciones bilaterales, pero en la práctica, las empresas británicas deberán cumplir la legislación comunitaria para acceder a su mercado de 450 millones de consumidores. Un «no estar pero estando» que sustituye al «estar sin estar» que ha marcado hasta ahora la especificidad británica –el famoso cheque– en el seno de la UE.

¿Tantas alforjas para semejante viaje de ida y vuelta?

No hay duda de que la derrota de su aliado Trump –o la victoria del «irlandés» Biden– y el asomo al abismo de las consecuencias de un «No Deal» atisbado en el caos fronterizo tras la aparición de la nueva cepa británica del coronavirus han convencido a Johnson de que más valía mal acuerdo en mano que...

Y es que EEUU, que mira al Pacífico, está cada vez más lejos de Europa y, por tanto, de una Inglaterra que ha redescubierto que, pese a la nostalgia por aquel imperio marítimo que es historia, no es sino una isla que depende de que el histórico enemigo francés no le cierre el Canal de la Mancha.

¿Y la UE? Sufrir el desplante de un país como Gran Bretaña fue un mal augurio. Pero todo apunta a que, superado el trauma, el Brexit ha actuado como pegamento para la unidad y como acicate para no repetir el error geoestratégico de 2008 y reaccionar con ambición y generosidad ante la crisis del covid. El mejor antídoto para evitar la atracción por nuevas deserciones.