La reacción que los dirigentes del Alavés pretendían con el despido de Pablo Machín y el regreso de un técnico de grato recuerdo como Abelardo Fernández no ha terminado de concretarse.

El estreno del asturiano con una sonrojante eliminación ante el Almería, goleada incluida (5-0), y las dos posteriores derrotas ligueras, eso sí ante rivales de enjundia como Sevilla y Real Madrid, no solo no han obrado el giro que se esperaba, sino que han metido al cuadro babazorro en puestos de descenso.

Sumido en una crisis materializada en cuatro tropiezos consecutivos, el conjunto vasco necesita con urgencia recuperar su autoestima a base de resultados positivos y en el Coliseum Alfonso Pérez dispondrá de una magnífica oportunidad por tratarse de un rival directo.

Eso sí, el Alavés deberá mejorar sus números defensivos para optar a un marcador favorable. Desde principios de diciembre –duodécima jornada en el derbi contra la Real– no deja su portería a cero en la competición de la regularidad.

Por ese motivo, fortalecer la contención del adversario es una de las prioridades de Abelardo, como primera piedra para reengancharse al triunfo. La mejor imagen del equipo cuando ambos entraron en la última jornada anima a pensar que Manu García y Lucas Pérez partirán de inicio, mientras que serán bajas el sancionado Édgar Méndez y el ya conocido lesionado de larga duración Rodrigo Ely.

Abelardo: «Máxima concentración»

Abelardo ha pedido a sus jugadores que estén en el feudo getafense «al nivel máximo de concentración», única posibilidad de que no vuelvan a repetirse los errores de marcaje de anteriores envites.

«Lo importante es que el equipo se muestre sólido y que sea un rival difícil de ganar, aunqu no juegue bien», ha señalado el gijonés, que tiene claro que, «cuando metamos un gol, mínimo tenemos que empatar».

Esta ha sido la primera semana en la que ha podido trabajar de manera completa con el grupo toda una serie de nuevos conceptos y aplicarse en la tarea de mejorar «la confianza de cada jugador».

En todo caso, es consciente del apremio por sumar puntos, un proceso en el que «el equipo tiene que mejorar bastantes cosas, pero tiene algunas muy buenas», a la par que ha reconocido el déficit que supone «no tener público», aunque es una situación con la que hay que «convivir».