Ana Ruiz Ilundain ha estudiado el grado en Ingeniería en Tecnología industrial y el Máster en Ingeniería Industrial en la UPNA. Actualmente es la Project Manager de la empresa navarra inBiot. Su Trabajo Fin de Máster recibió un premio especial por aportar soluciones en la lucha contra el covid-19, además de un reconocimiento en los Premios Caja Rural a Trabajos Fin de Estudios con Proyectos de Emprendimiento. Le gustaría seguir participando en proyectos de I+D y contribuir a que la ingeniería siga siendo «esa herramienta que ayude a mejorar la calidad de vida de las personas y aporte soluciones para mitigar la contaminación ambiental».

La ingeniería tiene una asignatura pendiente ya que la participación de las mujeres es aún pequeña y, por tanto, los «ingenios» o herramientas para facilitar nuestra vida material se piensan de un modo muy masculino. ¿Qué opina?
Como mujer que ha estudiado ingeniería me gustaría recalcar que la ingeniera no entiende de género y que todo el mundo sirve para realizar la carrera que le guste. No existen las carreras de hombres o de mujeres y diría a cualquiera que le gusten las matemáticas, la física o el dibujo que estudien una carrera técnica, sea ingeniería o arquitectura, porque estoy convencida de que les va a gustar. Un ejemplo es la empresa donde trabajo; somos el mismo número de mujeres que de hombres.

Su proyecto para automatizar la ventilación de interiores es de total actualidad. ¿El covid-19 ha acelerado su trabajo?
El proyecto por el que he recibido estos premios pertenece a la tercera línea de trabajo de la empresa inBiot. Es un proyecto aún en desarrollo desde antes de que llegara la pandemia. La calidad del aire interior es el eje transversal de inBiot desde su fundación en 2018. Siempre hemos creído en la necesidad de revisar la calidad del aire que se respira en espacios interiores, de medirla y aportar soluciones para su mejora. La pandemia ha supuesto una aceleración de la sensibilización y la concienciación de la sociedad y el sector técnico sobre la relación entre salud y los espacios interiores. Esta situación ha servido para adecuar nuestra tecnología a la situación actual. Hemos desarrollado un nuevo dispositivo denominado MICA Lite, especialmente diseñado para dar solución a las necesidades de monitorizar la calidad del aire y verificar la eficacia del sistema de ventilación en los interiores. Y aquí hemos visto un gran incremento en la demanda.

¿Cómo funciona? ¿Se está aplicando ya?
MICA Lite es capaz de medir en tiempo real la temperatura interior, la humedad relativa, el dióxido de carbono y las partículas en suspensión de hasta 2.5 micras de tamaño. Todos estos parámetros son igual de importantes porque hay estudios que indican que el estar en unos rangos de temperaturas y humedades el virus tiene mayor capacidad de supervivencia. El virus se transporta en las partículas de suspensión y el dióxido de carbono indica cuándo es necesario ventilar. Además, El MICA Lite tiene una alarma lumínica tipo semáforo en función de la concentración de CO2, con mediciones cada minuto: la luz verde indica que los niveles son adecuados y no hace falta ventilar, la amarilla significa que los niveles empiezan a subir por lo que se recomendaría ventilar, mientras que la luz roja indica niveles elevados de CO2, por lo que sería necesario ventilar hasta que la luz vuelva a ponerse de color verde. Así se garantiza una ventilación eficaz basada en las necesidades reales. Ya está en comercialización y está teniendo una gran acogida por parte de nuestros clientes. Han mostrado un gran interés el sector educativo, hostelería, centros culturales y el sector de oficinas.

Según la OMS, pasamos entre un 80 y 90% de nuestro tiempo en espacios interiores. Y según la EPA (Agencia de Protección del Medioambiente), el aire interior está de 2 a 5 veces más contaminado que el exterior. Esto influye en nuestro confort y productividad.
Es el hilo conductor de inBiot. Tanto la directiva europea EPBD, como su transposición a las normativas nacionales con el nuevo concepto de ECCN (edificios de consumo de energía casi nulo), exigen un aumento de la estanqueidad de los edificios, de forma que la renovación de aire –la respiración del edificio– queda exclusivamente en manos de la ventilación y su regulación. El uso de materiales de construcción que limiten las emisiones de contaminantes al aire interior debería ser el punto de partida; y la renovación de aire, siempre necesaria, adecuada a las condiciones de uso. No obstante, tanto la manera de ventilar, como la regulación y medición de los sistemas de ventilación, no es la adecuada. Además, la calidad del aire interior no se rige solo por la presencia de virus, o de la contaminación ambiental exterior; los parámetros que la definen son mucho más amplios y diversos. Necesitamos integrar la necesidad de ventilar utilizando la concentración de CO2 como indicador principal de la eficacia del sistema de ventilación. Pero también pensar en el confort termohigrométrico, en la ausencia de posibles contaminantes químicos dañinos para salud y apostar por espacios interiores que fomenten el bienestar.