La Fiscalía de Tánger, que ha ordenado esa detención y no descarta que haya más arrestos, ha precisado que el dueño del taller, que ha pasado varios días en un hospital a causa de heridas sufridas durante el accidente, está acusado de homicidio por error, heridas involuntarias y violación del derecho laboral, cargos por los que será juzgado próximamente.
El taller de confección que resultó inundado el 8 de febrero durante un fuerte temporal de lluvia, en cuyo interior había unas cuarenta personas en aquel momento, estaba situado en el subsuelo de un chalet, en un barrio residencial del sur de Tánger, y funcionaba de forma continua desde hace tres años, según medios locales.
Funcionaba con normalidad
A pesar de que las autoridades de la ciudad dijeron en un primer momento que se trataba de una unidad «clandestina», diferentes informe periodísticos aparecidos posteriormente demostraron que el taller estaba dado de alta y servía a sus proveedores con normalidad. Pero, al parecer, su ubicación en el sótano de una vivienda residencial era irregular.
Aún no ha quedado demostrado cuál era la o las empresas para las que trabajaba el taller textil, pese a que han circulado varios nombres, entre ellos firmas españolas.
Siendo uno de los peores accidentes laborales en los últimos diez años en Marruecos, la prensa marroquí ha comparado la tragedia de Tánger con el incendio en la fábrica de colchones Rosamor, en Casablanca, en el que murieron 55 obreros en 2008.