La familia de James McClean y el propio jugador relataron la semana pasada algunos de los mensajes de insultos y amenazas que reciben en las redes sociales a diario. Su mujer y su hermano mostraron su hastío ante una situación de acoso que se repite desde que en 2012, el futbolista irlandés se negó a portar en su camiseta el «poppy», la amapola en recuerdo a los soldados británicos caídos en las guerras mundiales y otros conflictos que realizan todos los años en el mes de noviembre.
En aquel entonces era jugador del Sunderland de la Premier League y explicó que «para mi gente sería visto como una falta de respeto». McClean es de Derry, norte de Irlanda. Una ciudad en la que las fuerzas británicas mataron a 14 personas en una manifestación por los derechos civiles que se recuerda como ‘Bloody Sunday’. En 2015, en un amistoso disputado en USA con el West Bromwich Albion dio la espalda al himno británico y las críticas fueron furibundas en su contra.
A pesar del tiempo transcurrido, sigue estando en el ojo del huracán y recibe todo tipo de abusos y amenazas en redes sociales. La temporada pasada en un partido ante el Barnsley fue objeto de cánticos sectarios de aficionados en su contra y el equipo fue sancionado. Era la primera vez que se tomaban medidas en el campo del fútbol. Durante el confinamiento se hizo viral una fotografía que subió a Instagram con una capucha en la que bromeaba diciendo que «hoy toca una lección de historia». Retiró la imagen y pidió disculpas, pero fueron muchas las críticas que le relacionaron con el IRA y hasta el Stoke City le sancionó.
En el mes de julio volvió a reclamar la atención al denunciar el silencio en el mundo del fútbol ante las amenazas e insultos que recibe por ser irlandés y la hipocresía en las manifestaciones contra la tolerancia cero ante el racismo.
Apoyo político y de compañeros
La semana pasada la familia McClean recordaba que en 2012 la policía investigó unas amenazas en su contra y pedían que se tomaran medidas. Su compañero en la selección, y originario de la misma ciudad, Shane Duffy también mostró en redes sociales algunos de los insultos que recibe y le mostró su solidaridad.
El ya ex entrenador del Celtic de Glasgow, Neil Lennon, dejaba constancia en una rueda de prensa la necesidad de hacer algo para evitar que se sucedan este tipo de situaciones con total impunidad. El técnico y exjugador también recibió una bala en modo de amenaza hace unos años por parte de sectores viculados al unionismo británico en Irlanda y Escocia.
Las federaciones y asociones de futbolistas de estos países se han solidarizado con McClean al igual que su equipo, el Sotke City, y todo el arco político en el norte de la isla y también en la república del sur. Quizá una de las declaraciones más llamativas fue la de Arlene Foster, líder unionista y ministra principal del Ejecutivo de Stormont, que le mostó su respaldo al igual que Michelle O'Neill de Sinn Fein y el primer ministro de la república irlandesa, Micheal Martin.
Tras escuchar los pronunciamientos, McClean agradecía las palabras y afirmaba que los abusos contra irlandeses se llevan produciendo durante décadas y que deben cesar para que las nuevas generaciones no tengan que vivir este tipo de situaciones. Todavía falta que los medios y autoridades inglesas y británicas tomen cartas en el asunto.