La goleada encajada por la Real ante el Barcelona (1-6) resulta especialmente dolorosa porque era el último partido antes de la final de Copa de Sevilla. En lugar de tomarlo como un ensayo general ante dos semanas en las que van a faltar cinco jugadores por los compromisos de selecciones, Imanol cambió de sistema y renunció a la forma de jugar que hace competitiva a la Real con un resultado que no pudo ser peor.
La goleada humillante fue la consecuencia de hacer lo contrario de lo que le da el éxito a la Real. Su entorno sacó una lección equivocada del 0-4 de Turín al entender que la Real tenía que jugar más replegada ese día. Imanol asumió esa teoría en el partido de Valdebebas al encerrarse en su área para defender la ventaja conseguida en los minutos en los que su equipo sí fue fiel a su estilo valiente y, en lugar de aprender de los dos puntos perdidos, cometió el mismo error el domingo.
La Real renunció ante el Barcelona a la posesión de balón y jugó demasiado replegada con una defensa de cinco. Esta vez no estaban enfrente Rodrygo, Hugo Duro y Vinicius, sino Griezmann, Dembélé y Messi, que con el apoyo de Dest, que aprovechó las debilidades defensivas de Merquelanz como improvisado carrilero izquierdo, marcaron los seis goles, que por poco no fueron siete.
Es verdad que la Real tenía el domingo ocho bajas y que el Barcelona llegaba en su mejor momento, pero también estaba bien el equipo azulgrana y el blanquiazul sufría importantes ausencias en el Camp Nou en Liga y en la segunda parte fue a por el partido y estuvo a punto de empatar y solo Ter Stegen impidió la victoria de los de Imanol en la Supercopa. Y en los dos precedentes se vio lo mismo que en Valdebebas, que la Real es un equipo fuerte cuando juega en campo rival y muy vulnerable si defiende replegada.
Nueve titulares de la Supercopa
Porque en la Supercopa, por ejemplo, Imanol presentó a nueve de los once titulares que repitieron el domingo –solo faltaron Monreal y Guridi– y la Real fue mejor que el Barcelona fiel a su estilo y con su esquema habitual.
Imanol podía haberse limitado a colocar a Barrenetxea como lateral izquierdo, él mismo dijo que es el mejor defensor de los jugadores más adelantados –ya había jugado en esa posición en la derecha y está acostumbrado a actuar en la banda contraria– y jugar con Zubimendi, Guevara o Illarra y Merino en el centro del campo. Podía ser fiel a la forma de jugar habitual, con su 4-3-3, y de paso tomar el partido como un ensayo para la final.
Pero Imanol decidió cambiar de sistema y, aunque presionó en campo rival, una vez que el Barcelona superaba la presión se replegó demasiado y en ataque buscó el contragolpe y perdió rápido el balón. Jugó demasiado tiempo cerca de su área, lo que es un suicidio cuando no sabes hacerlo ante un equipo que tiene a jugadores de la calidad de Pedri, Busquets, Jordi Alba, Griezmann, Dembélé y Messi.
El fútbol es un juego en el que debes intentar que el balón no esté en la zona en la que el rival tiene a sus mejores jugadores. El Barcelona sufre en defensa y en su campo cuando no tiene el balón, como la Real, y fue un error plantear el partido como le interesaba al equipo azulgrana.
El Barcelona repitió así los seis goles que marcó en el primer tiempo de la cuarta jornada de la temporada 2000-01 con dobletes de Rivaldo y Alfonso, y otros dos tantos de Simao y Luis Enrique que dejaron tocado a Javier Clemente, que solo aguantó dos partidos más en el banquillo, y al portero sueco Asper, que apenas jugó otros cuatro en la Real desde la marcha del técnico de Barakaldo.
Hay que remontarse hasta 1954 para encontrar otro partido en el que la Real encajó seis goles en su campo, ante el Real Madrid (3-6). Las otras dos goleadas como local las encajó ante el Athletic en 1930 (1-7) y el Racing en 1931 (4-7) cuando el fútbol era muy diferente.
Dos días de descanso
La Real deberá aprender y no volver a repetir lo que no le funciona y centrarse en la final de Copa del 3 de abril contra el Athletic. Los blanquiazules tendrán dos días de descanso y desde el miércoles hasta el sábado se entrenarán en Zubieta a las 11.00 para empezar a preparar la final sin los cinco internacionales –Oyarzabal, Isak, Januzaj, Zubimendi y Barrenetxea– y pendiente de la evolución de los ocho lesionados.
Tras el partido Imanol mostró su esperanza de recuperar en estas dos semanas a David Silva y las dudas están en los laterales izquierdos. Monreal parecía que estaba recuperado, pero no termina de superar sus problemas. Aihen causó baja el domingo por una rotura fibrilar de grado I en el aductor largo izquierdo y llegará justo para el partido si la evolución es la normal con ese tipo de lesión.
El técnico oriotarra señaló que Zaldua y Aritz Elustondo mejoran de sus problemas y habrá que ver si pueden llegar, aunque llevan tiempo sin jugar y con recuperar a David Silva y a alguno de los laterales izquierdos y no perder a más jugadores Imanol se puede dar por satisfecho.