Joseba Salbador Goikoetxea

Una jornada de reflexión sobre el valor del agua

Como todos los años desde 1993, hoy se celebra el Día Mundial del Agua, que esta vez tiene como lema "Valoremos el agua", con el fin de generar un debate público a escala mundial para conocer mejor el valor que este elemento tiene para distintas personas en distintos contextos.

La celebración de este año sucede a otra que resultó totalmente inédita, ya que se producía a solo una semana de la declaración del estado de alarma. (Getty Images)
La celebración de este año sucede a otra que resultó totalmente inédita, ya que se producía a solo una semana de la declaración del estado de alarma. (Getty Images)

El agua es un recurso fundamental para la vida de todos los seres vivos. Sin embargo, hoy en día se encuentra bajo amenaza extrema debido al aumento de la población mundial, la creciente demanda de la agricultura y la industria y, en especial, de los impactos del cambio climático.

Este año, Naciones Unidas ha lanzado la campaña #Water2me –que vendría a traducirse «qué es el agua para mí»– con el objetivo de encontrar las mejores soluciones que aseguren su conservación y protección. A través de las redes sociales, se pretende generar conversación y recopilar comentarios de diferentes personas en el mundo sobre el significado y valor del agua para cada una de ellas.

Por ejemplo, dependiendo del ámbito en el que nos encontremos, el valor del agua adquiere un significado diferente. En los hogares, escuelas y lugares de trabajo, el agua puede significar salud, higiene, dignidad y productividad. En los lugares culturales o religiosos, el agua puede evocar una conexión con la creación, con la comunidad y con uno mismo. Mientras que en los espacios naturales el agua puede ser sinónimo de paz, armonía y conservación.

El objetivo de esta campaña #Water2me es tratar de entender el valor del agua para la población mundial, y cómo podemos proteger mejor este recurso vital con ayuda de todos. La voz de todas aquellas personas que participen ayudará a dar forma a la celebración de este día. Así, a partir de los mensajes etiquetados con #Water2me en las redes sociales, se recopilará una selección representativa de comentarios y opiniones y se elaborará un documento, que podrá consultarse en www.worldwaterday.org.

Fundamental para la salud

La celebración de este año sucede a otra que resultó totalmente inédita, ya que se producía a solo una semana de la declaración del estado de alarma, que nos hizo confinarnos en casa durante casi dos meses.

Pero la situación, además de cambio climático, nos hizo hablar entonces del agua como la mejor arma para protegernos contra el covid-19. Un día, unos meses, en los que vivimos y comprendimos el valor del agua, en los que apreciamos el trabajo que no se ve y que hay detrás de la comodidad de abrir un grifo y tener el agua que necesitemos.

Y paralelamente, para ser conscientes de que el 28% de la población mundial (más de 2.200 millones de personas) no disponen de este recurso y que no pueden contar con esta arma contra el virus.

Origen del Día Mundial

En 1992 tuvo lugar la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo de Rio de Janeiro. Fue allí donde surgió la idea de celebrar un día internacional que pusiera de relieve la importancia de este valioso recurso natural. Ese mismo año, la Asamblea General resolvió que el 22 de marzo de cada año tendría lugar el Día Mundial del Agua.

Desde entonces, cada 22 de marzo tenemos la oportunidad de sensibilizar a la población sobre la problemática existente en torno a la escasez de agua que, cada año, se agravan debido a los efectos nocivos del cambio climático.

La contaminación es otro de los problemas que afectan a la calidad del agua y su existencia. Es necesario tomar medidas urgentes que ayuden a un acceso universal e igualitario al agua potable y a un saneamiento adecuado.

Proteger el agua es una tarea de todos, y el primer paso para minimizar su despilfarro es conocer el volumen de agua que usamos en nuestras actividades cotidianas, y el volumen total de agua dulce que se utiliza para producir los bienes y servicios que consumimos.

Valoremos el agua: cinco perspectivas diferentes

1. Las fuentes de agua: recursos hídricos naturales y ecosistemas.
Toda el agua procede de los ecosistemas. Y toda el agua que captamos para uso humano acaba volviendo al medioambiente, pero con los contaminantes que le hemos añadido. El ciclo del agua es nuestro «servicio ecosistémico» más importante. Tenemos que otorgar mayor valor a la protección del medioambiente para asegurar un suministro de agua de calidad y aumentar la resiliencia frente a crisis como las provocadas por crecidas y sequías.

2. Las infraestructuras hidráulicas: almacenamiento, tratamiento y suministro.
Las infraestructuras hidráulicas permiten almacenar y transportar el agua allí donde más se necesita, y ayudan a limpiarla y devolverla a la naturaleza tras su uso por parte del ser humano. La falta de infraestructuras hidráulicas adecuadas socava el desarrollo socioeconómico y pone en peligro los ecosistemas. Cuando se calcula el valor de este tipo de infraestructuras, suelen subestimarse los costos, o incluso algunos se pasan por alto, en particular los sociales y medioambientales. Es difícil que las tarifas que pagamos por el agua permitan cubrir todos los costos, la denominada recuperación total de costos.

3. Los servicios relacionados con el agua: agua potable, saneamiento y servicios de salud.
El agua desempeña una función esencial en los hogares, las escuelas, los lugares de trabajo y los centros de salud. Además, los servicios relacionados con el agua, el saneamiento y la higiene aportan un valor añadido porque protegen nuestra salud, especialmente en el contexto de la pandemia de COVID-19. Los servicios relacionados con el agua, el saneamiento y la higiene suelen estar subvencionados, incluso en los países de ingresos altos. Sin embargo, las subvenciones no focalizadas pueden beneficiar a las personas que ya disponen de conexiones a la red de suministro en lugar de mejorar la situación de las comunidades pobres y mal abastecidas.

4. El agua como aportación para la producción y la actividad socioeconómica.
La agricultura es el sector cuya demanda de recursos mundiales de agua dulce es más importante, y además es uno de los principales causantes de la degradación del medioambiente. Aunque el agua es fundamental para la seguridad alimentaria, el valor que se le otorga en el contexto de la producción de alimentos suele ser bajo cuando este recurso se evalúa exclusivamente desde una perspectiva económica. En el sector de la energía, la industria y las empresas, tradicionalmente se ha valorado el agua en función del volumen utilizado, más los costos de tratamiento de las aguas residuales. Cada vez más organizaciones adoptan enfoques de planificación basados en la gestión integrada de los recursos hídricos para potenciar su sostenibilidad.

5. Los aspectos socioculturales del agua.
El agua puede conectarnos con los conceptos de creación, religión y comunidad. Y el agua presente en los espacios naturales puede ayudarnos a sentirnos en paz. En el plano económico, el agua suele considerarse un recurso destinado a un uso práctico y se presta poca o ninguna atención a su valor sociocultural o medioambiental. Sin embargo, es necesario comprender plenamente los valores culturales inherentes al agua, y para ello debemos incorporar a un grupo de partes interesadas más heterogéneo a los procesos de gestión de los recursos hídricos.