El Tribunal de Cuentas de la CAV ha publicado recientemente su informe sobre los gastos de campaña de los partidos en las elecciones del pasado 12 de julio. Aunque el pobre desglose de las cuentas dificulta hacer análisis demasiado profundos sobre los gastos de campaña, el informe dibuja un panorama general en el que el PNV es el partido que realizó la campaña más costosa, con 1.502.975,47 euros.
No deja de ser normal que el partido más votado sea el que más gasta, ya que las subvenciones que los partidos reciben para cubrir los gastos de campaña van en función de los resultados obtenidos. De ahí que el segundo partido que más se gastó fuese EH Bildu, con 1.289.428,40 euros, seguido del PSE a poca distancia –1.108.919 euros–.
Entre los partidos menores, sin embargo, el baile es mayor. Elkarrekin Podemos, cuarta fuerza en el Parlamento de Gasteiz, se gastó “solo” 484.080,90 millones, mientras que la quinta fuerza, formada por la coalición entre PP y Ciudadanos se gastó muchísimo más: 978.420,24 euros. Por último, Vox se gastó prácticamente lo mismo que Podemos –443.965,81 euros– para lograr un solo parlamentario.
El rendimiento de lo gastado
Hay otra manera de analizar estas cifras, y es observar el rendimiento que cada partido saca al dinero invertido. Es decir, cuánto cuesta, en sentido figurado, cada voto. La gráfica anterior prácticamente se invierte, como se observa a continuación.
El PNV se gasta 4,2 euros por cada voto obtenido, seguido de cerca por EH Bildu –5,1 euros–, y con Elkarrekin Podemos en tercera posición, con 6,7 euros por cada papeleta.
A una distancia considerable se encuentran el PSE, que se gastó 9,1 euros por cada voto logrado, y sobre todo, la derecha española. PP y Ciudadanos se gastaron 16,1 euros por cada papeleta a su nombre, mientras que a Vox, en su irrupción en Gasteiz, cada voto le salió a 25,3 euros.
Luz verde a las cuentas
En su informe, el Tribunal de Cuentas considera que los partidos «han cumplido razonablemente con la legislación vigente en materia de gastos y financiación electoral», aunque registra pequeñas deficiencias y recuerda que «las facturas aportadas deben incluir claramente la fecha en que se ha realizado el gasto y el concepto por el que se ha realizado».
En este sentido, la institución considera que «sería conveniente desarrollar y precisar la naturaleza del resto de gastos electorales», en referencia aquellos que actualmente se clasifican genéricamente como gastos en prensa y radio, publicidad exterior, otra propaganda y otros servicios. El Tribunal de Cuentas cree que debería regularse también «la consideración que haya de darse a la utilización de las nuevas tecnologías de la información». Con el informe actual, es imposible conocer, por ejemplo, cuánto gastó cada partido en redes sociales.
Por último, el organismo recuerda que «las formaciones políticas tienen un volumen muy elevado de los gastos contratados con un único proveedor», por lo que considera que «sería conveniente el establecimiento de sistemas (…) que garanticen la selección de la oferta económicamente más ventajosa».