El martes se detectaron 929 casos de covid-19 en Hego Euskal Herria, una cifra de positivos, la más alta en dos meses, que confirma la impresión de que a medida que se lleve a cabo una cantidad de pruebas acorde a los números habituales vamos a tener una imagen de la afección del virus más real que la que se ha transmitido durante los días festivos de Semana Santa.

Volvemos a acercarnos por tanto al millar de contagios diarios, como en los momentos álgidos de las anteriores oleadas, aunque esta imagen general esconde una evolución distinta en cada herrialde. Así, mientras en Araba, que permanece cerrado desde ayer por tener una incidencia acumulada superior a  400 casos, parece que se asienta una relativa estabilidad, con dos jornadas seguidas picando hacia abajo, la tendencia es totalmente opuesta en Gipuzkoa, donde la transmisión del covid-19 está desbocada y la incidencia está a punto, no solo de llegar a esos 400 casos de referencia, sino también de superar a la alavesa.

Tenía la mejor incidencia

Con 392 casos por cien mil habitantes, casi cien más que una semana antes, Gipuzkoa tiene un número reproductivo básico de 1,16 y una razón de tasas de 1,37, datos que indican una rápida expansión de la enfermedad. 

A consecuencia de ello, cada vez son más los municipios de ese herrialde que están en zona roja. Son trece, según el informe de ayer, dos más que en el listado actualizado el lunes por la Directora de Salud Pública y Adicciones del Gobierno de Lakua para determinar dónde se van a aplicar durante toda esta semana el cierre perimetral y el resto de las medidas anunciadas por el lehendakari el 26 de marzo. 

Los últimos en rebasar el límite de los 400 casos han sido Azkoitia y Aretxabaleta, que son ejemplos de la rapidez con la que puede cambiar la situación epidemiológica en un lugar concreto. Aunque en el caso de este último municipio se puede hablar de un auténtico vuelco.

En el informe difundido por Osakidetza el miércoles de la semana pasada, justo una semana antes que el de ayer, Aretxabaleta era el único municipio de más de cinco mil habitantes que aparecía coloreado en verde. Con una incidencia de 56,50 casos por cien mil habitantes en catorce días, la localidad guipuzcoana tenía entonces los mejores datos de la CAV, y además llevaba seis días seguidos sin registrar ningún contagio. A partir de ahí, sin embargo, la situación ha cambiado diametralmente, y en el boletín de ayer la incidencia ya se había elevado hasta los 480,23 casos, tras sumar trece nuevos positivos en las últimas 24 horas y 33 en toda la semana.

Este empeoramiento, más que rápido, fulgurante, recuerda al que se vivió en Oñati hace dos meses, cuando también pasó de tener la menor incidencia a entrar en zona roja en pocos días. Y muestra, además, que el SARS-CoV-2 tiene un comportamiento bastante impredecible, caracterizado por fuertes brotes y eventos que generan un gran número de contagios, una forma de actuar que no permite bajar la guardia en ningún momento.

Bilbo, a punto de entrar

Con una pendiente mucho más tendida, los números de Bilbo no dejan de ser igual de preocupantes, sobre todo por su volumen de población y la cantidad de gente que, aun no residiendo, entra y sale de allí. La capital vizcaina sufrió el martes un importante repunte, con el doble de positivos que el día anterior, 140 frente a 72, y su incidencia acumulada se ha situado en 393,39 casos, de modo que está a punto de entrar en zona roja, que implicaría su cierre perimetral si mantiene esta tendencia hasta el lunes. Aunque no va a ser el único en engrosar la lista.