El Eibar necesitaba puntos y refuerzo pero ha saldado su visita al líder con una goleada (5-0). La más contundente, de hecho, que se ha llevado esta temporada y que supone su tercera derrota consecutiva. La consecuencia es evidente: con una jornada menos por delante, ya sólo siete, sigue ocupando el farolillo rojo y, en el mejor de los casos –dependerá, entre otras cosas, de lo que haga el Valladolid en San Mamés–, seguirá a cuatro puntos de la salvación.
El encuentro ha arrancado con sorpresas. Y no pocas. José Luis Mendilibar ha dado una nueva vuelta de tuerca, quién sabe si buscando soluciones, si pensando en el partido que le llevará el jueves a Granada y en los pocos jugadores del primer equipo que tiene disponibles, o si en la situación en general. El Eibar ha saltado así al césped del Wanda con cinco novedades, que incluían la presencia de dos jugadores del filial: Miguel Ángel Atienza y Unai Dufur, que debutaba así en Primera tras haber jugado ya en Copa contra el Racing Rioja. También han regresado al equipo Dmitrovic, que la semana pasada se cayó de la alineación en el último momento tras lesionarse durante el calentamiento, Kevin, para jugar esta vez en el extremo izquierdo, y Burgos, que no tenía minutos desde hacía seis jornadas. Los sacrificados, Yoel, Enrich, Inui, el sancionado Diop y Paulo. Todo parecía indicar que el portugués sufriría algún problema físico pero lo cierto es que ha acabado saltando al campo en el segundo tiempo.
No le ha ido mal de inicio con los cambios a un Eibar que ha firmado cuarenta minutos muy serios. De hecho, y aunque el primer disparo a puerta ha sido del Atlético –nada menos que en el 34–, se ha visto a los azulgranas tan o más cerca del área rival que su anfitrión. Nada del otro mundo pero viendo su situación, un par de acciones con Pozo, Kevin y Aleix como protagonistas, unidas al ejercicio de solidaridad y concentración que le ha permitido maniatar a su rival, parecían ya un triunfo e invitaban a pensar en la posibilidad de regresar a casa con un resultado positivo.
Todo se ha torcido a cuatro minutos del descanso. El Atlético, que ni siquiera estaba pudiendo hacer daño a balón parado, ha botado un córner que Herera ha tocado en el primer palo para que Correa, solo en el segundo palo junto a Savic anotara el 1-0. Ahí se le han notado las urgencias y la presión al Eibar, que no ha sido capaz de mantenerse sereno tras el palo y sólo dos minutos después encajaba el gol que le mataba definitivamente. De nuevo con la firma de Correa, esta vez tras una gran jugada colectiva por la banda izquierda colchonera, que además se ha encontrado con muchas facilidades antes de la magnífica definición del delantero local.
Si quedaba alguna esperanza para el segundo tiempo, algo que cuesta creer, se ha difuminado de inmediato. El Atlético ha regresado mejor del vestuario y en menos de diez minutos ha marcado otros dos goles. Carrasco se ha colado entre los centrales para recibir un balón en profundidad de Saúl, sortear la salida de Dmitrovic y la carrera de Dufur y anotar el 3-0 a puerta vacía en el 48. Y cinco minutos después, otra acción por la izquierda culminaba con la incorporación de Llorente por el lado opuesto para rematar el cuarto.
Han llegado los cambios, de uno y otro lado –los dos entrenadores han agotado las cinco posibilidades–, pero no se ha notado en el partido. Ha llegado el quinto, de hecho, de nuevo con una acción por la izquierda y un muy buen movimiento de Llorente en el área.
Aunque resulte increíble, el Eibar ha sido capaz de mantener la compostura en los veinte minutos que todavía quedaban para el final, algo a lo que también ha contribuído un rival ya conforme con la goleada que le permite mantener el liderato y acabar con su mala racha.
Los azulgranas tratarán de acabar la suya el próximo jueves, cuando visitan al Granada en los Nuevos Cármenes.