El ministro de Agricultura del norte Irlanda, Edwin Poots, ha sido elegido nuevo líder del Partido Unionista Democrático (DUP), sustituyendo a Arlene Foster, quien también dejará de ser desde finales de junio ministra principal de este territorio británico.

El nuevo líder es un creacionista que rechaza la teoría de la evolución y está convencido de que el mundo fue creado 4.000 años antes de Cristo. También ha adoptado una línea dura contra el «protocolo norirlandés» que tras el Brexit mantiene al norte de la isla en el mercado único europeo y en su unión aduanera.

Se trata de la primera vez en los 50 años de historia del partido conservador que se elige a su líder en primarias. Esta vez Poots ha logrado 19 apoyos, dos más que el otro candidato, el diputado Gregory Campbell, informa la cadena BBC.

«Estoy muy orgulloso de asumir el mando como líder del Partido Unionista Democrático y eso conlleva una responsabilidad para con todo el unionismo», ha dicho Poots, quien ha avanzado que «se acercará a los otros líderes del unionismo» para trabajar de manera conjunta.

Poots, quien también ha ejercido como ministro de Salud, Cultura y Medioambiente en anteriores legislaciones, ha señalado que pese a ser elegido líder del DUP espera continuar como ministro de Agricultura y que no tiene intención de asumir el papel de ministro principal.

El cargo será ocupado de manera interina por la viceprimer ministra del norte de Irlanda, Michelle O'Neill, del Sinn Féin, hasta las elecciones previstas para mayo de 2022, aunque no se descarta que se puedan adelantar.

Foster anunció su dimisión como ministra principal a finales de abril debido a los conflictos y a la violencia que desde hacía semanas se venía registrando en el norte de la isla y tras emitirse un comunicado en el que 22 de los 27 diputados con los que cuenta el DUP en la Asamblea Legislativa expresaran su desconfianza en su gestión.

La salida de Foster se produce tras una temporada en la que los círculos más tradicionales del partido han cuestionado lo que consideran un excesivo acercamiento a las directrices que llegan desde Londres.