El país más feliz del mundo busca mano de obra extranjera desesperadamente
Finlandia, que encabeza la lista de «países más felices del mundo», sufre para encontrar trabajadores extranjeros que alivien su crisis demográfica y solucionen su déficit de mano de obra, uno de los más agudos de Europa. Busca personal cualificado mientras sus empresas cambian de mentalidad.
Al evaluar la situación global en el año 2020, el Informe Mundial de la Felicidad, publicado por la iniciativa Red de Soluciones para un Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas, colocó por cuarta vez consecutiva a Finlandia al frente del ranking de los «países más felices del mundo».
Eso no impide que tenga que enfrentarse a problemas estructurales que pueden marcar profundamente su futuro a corto y medio plazo. Uno de ellos es el del empleo.
«Hoy en día está ampliamente reconocido que necesitamos un número impresionante de personas (...) para ayudar a cubrir los costes de la generación envejecida», explica a AFP Saku Tihveräinen, cazatalentos de la agencia Talented Solutions.
La mayoría de los estados occidentales se enfrenta a la cuestión del envejecimiento demográfico, pero pocos sienten su efecto como este país escandinavo de 5,5 millones de habitantes, con el mayor déficit de trabajadores cualificados dentro de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
Más de 20.000 personas cada año
Finlandia cuenta con cuatro personas mayores de 65 años por cada diez en edad de trabajar. En 2030, esta proporción subirá a una por cada dos, lo que la situaría solo por detrás de Japón a nivel mundial.
El Gobierno finés calcula que necesita un saldo migratorio positivo de 20.000 a 30.000 personas cada año –el doble que el actual– para mantener los servicios públicos y los cuidados geriátricos en su nivel de excelencia y compensar el inminente déficit en el sistema de pensiones.
Después de años dejándose llevar por la inercia, las empresas y el Gobierno «están en un punto de inflexión y reconocen el problema», señala Charles Mathies, encargado de la investigación en educación y migraciones de la Academia de Finlandia.
Mathies es uno de los expertos que han sido consultados para el programa gubernamental ‘Talent Boost’ (Impulso al talento), lanzado hace cuatro años para aumentar el atractivo laboral del país.
Entre los profesionales buscados, se encuentran efectivos sanitarios del Estado español, metalúrgicos de Eslovaquia, informáticos o expertos marítimos de Rusia, India o Filipinas.
«Problema de mentalidad»
A pesar de sus buenos servicios públicos y su bajo nivel de criminalidad y desigualdad, a Finlandia le cuesta captar talento extranjero por la dificultad de su idioma, su rigor climático y también por cierta cerrazón en su tejido empresarial.
Por ejemplo, Ahmed (su nombre verdadero ha sido modificado por AFP) llegó al país por motivos familiares y, aun teniendo larga experiencia en el pujante sector del diseño de productos digitales, no encontró trabajo.
«Nunca ha habido falta de empleo, es un problema de mentalidad», dice este británico de 42 años que, mientras buscaba trabajo en Finlandia, recibió ofertas de Noruega, Catar, Gran Bretaña o Alemania. Finalmente, optó por trabajar en la ciudad alemana de Düsseldorf, a donde va y viene cada semana desde Helsinki.
«Un gran número de empresas y organizaciones finlandesas están muy apegadas al uso del finés, y de un finés muy fluido», indica Saku Tihveräinen. Pero «como la falta de mano de obra se agudiza, vemos empresas que buscan otras soluciones», añade. Cita el caso de una fábrica tecnológica en expansión que consiguió contratar a unas 2.000 personas en seis meses tras instaurar el inglés como lengua de trabajo.
Helsinki, ¿solo o en pareja?
Al mismo tiempo, el alcalde de Helsinki, Jan Vapaavuori, ha movilizado a grandes empresas de comunicación para mejorar el atractivo y la notoriedad de la ciudad.
Convencer a personas solteras no supone un gran problema, pero captar parejas y familias es difícil porque «los cónyuges siempre tienen enormes problemas para encontrar un trabajo decente», explica.
Aun así, el alcalde de la capital confía en la inmigración asiática y en el cambio de prioridades provocado por la pandemia, que, según comenta, ha reforzado los valores de su ciudad: «segura, funcional, fiable y previsible».