Alberto Matxain
Iritzi arloko erredaktorea / redactor de la sección de opinión

Otro 6 de julio atípico en pleno superbrote de covid-19

Ante la suspensión de los sanfermines por segundo año consecutivo y el incremento de contagios, pocos iruindarras se han decidido a celebrar las «no fiestas». Habrá que esperar al menos otro año para poder disfrutarlos con normalidad.

Almorzando «vigilados» por furgones de la Policía Foral. (Jagoba MANTEROLA/FOKU)
Almorzando «vigilados» por furgones de la Policía Foral. (Jagoba MANTEROLA/FOKU)

La lluvia fina que ha hecho desde la mañana parecía invitar a la gente a no salir de casa, pero este año había más gente de blanco en las calles de Alde Zaharra que el año pasado. El sirimiri ha respetado el mediodía y las cosas se han desarrollado como se podía prever: poca gente de fiesta, comercios abiertos como cualquier otro día y una extraña situación de anormalidad, agravada por el vasto dispositivo policial, helicóptero incluido, que ha tomado las calles de Alde Zaharra, vallando y controlando las entradas a la Plaza del Castillo y la plaza del Ayuntamiento.

Hacia las 11.30 calles señaladas como San Nicolás estaban prácticamente vacías. No así los bares, donde numerosas cuadrillas disfrutaban del tradicional almuerzo. Muchos bares de Alde Zaharra han acusado en alguna medida el incremento exponencial de contagios en Nafarroa, viendo anulados algunos almuerzos y comidas, ya fuera por precaución o directamente por contagio de algún cliente.

En la plaza del Ayuntamiento, el ambiente previo al «no txupinazo» era más que raro. Frente al Consistorio, unas trescientas personas, entre autóctonos y turistas, rodeaban el recinto vallado preparado para la prensa. Con tan poca gente, periodistas de cadenas de televisión estatales y medios locales y también la Policía formaban parte inseparable de la situación. En realidad no había ambiente de fiesta, tan solo una espera rota por fin a las 12.00, momento en el que se ha escuchado un cohete lanzado desde algún punto de la ciudad. En la plaza ha volado el confeti y la gente se ha venido arriba y ha empezado a gritar «¡Sanfermín! ¡Sanfermín!». Pero a las 12.03 nadie gritaba y la gente comenzaba a dispersarse mientras la Policía Municipal recogía las vallas que formaban el recinto para la prensa.

Tras el «no txupinazo», las calles se han animado un poco. Pero, con el aforo de los bares limitado, la prohibición de beber en la calle y la gran cantidad de Policía circulando, el plan no parece muy prometedor. Como consuelo, pensar que ya va quedando menos para el 6 de julio de 2022. Esperemos que, esos sí, sean los sanfermines que nunca olvidaremos.